Metallica sorprendió a sus fans durante su primer show en la Ciudad de México

Metallica trajo su aclamado M72 World Tour a la Ciudad de México, brindando una experiencia inolvidable a miles de fanáticos de todas las generaciones en una noche llena de energía y nostalgia.

La experiencia de un fan de Metallica al escuchar The Ecstasy of Gold es algo indescriptible, una mezcla de emociones que van desde el orgullo y la pasión hasta la ansiedad y el poder. Cada persona lo vive a su manera, pero lo que es innegable es el ritual de iniciación que esto representa para cada show de los “dioses del thrash metal”. Así fue en el primer concierto de Metallica en el Estadio GNP Seguros, en donde 65 mil almas se unieron en una noche inolvidable.

El espectáculo comenzó con la imponente presencia de Creeping Death, donde Lars Ulrich marcó el inicio en la batería, desatando la energía descomunal del público. La banda, con su icónico snake pit en el centro del escenario circular, ejecutó la pieza con una precisión implacable, mientras James Hetfield, Kirk Hammett y Robert Trujillo dominaban la escena.

El ritual de apertura con la clásica pieza de Ennio Morricone, seguida por la contundente Ride The Lightning, fue una bienvenida perfecta al M72 World Tour. Sin necesidad de palabras, el poder de la música habló por sí solo, invitando a los asistentes a dejar atrás las preocupaciones del mundo exterior y entregarse al headbanging.

La energía violenta continuó con Harvester of Sorrow, mientras los cuatro jinetes del thrash narraban la angustia de una víctima de abuso. Le siguió Leper Messiah, intensificando el sufrimiento, y luego King Nothing, una crítica capitalista cargada de ironía, sobre todo considerando los altos precios de los boletos para este tour global.

La producción del M72 World Tour es única y difícil de comparar. Aunque algunos podrían intentar buscar paralelismos con otros espectáculos, como los de Rammstein, las ocho torres de producción de Metallica emanan un espíritu más crudo y garage, evocando los días de los conciertos underground de los años 80, donde la energía punk y thrash reinaba sin control.