Irán se enfrenta a un posible conflicto abierto con Israel, poniendo en riesgo su propia supervivencia

Desde el inicio de la guerra en Gaza el pasado 7 de octubre, Irán ha intensificado sus ataques indirectos contra Israel como nunca antes, a través de sus aliados en la región. Sin embargo, las tensiones están llevando a ambos países al borde de una guerra abierta, lo que podría suponer un grave peligro para la estabilidad y supervivencia de la República Islámica de Irán.

A pesar de la creciente beligerancia entre ambos estados, las calles iraníes se mantienen relativamente tranquilas, y la población parece estar más preocupada por las limitaciones de libertades y la crisis económica que por el conflicto con Israel. En las redes sociales, sin embargo, el ejército israelí ha compartido imágenes impactantes de misiles iraníes cayendo sobre Jerusalén, destacando el alcance de las hostilidades actuales.

Irán, que ha fortalecido sus relaciones con Rusia y China a lo largo del año y ha estrechado lazos con Arabia Saudita desde su reconciliación en 2023, ha logrado consolidarse como un firme defensor de la causa palestina. Sin embargo, el aumento de la presión israelí sobre Líbano, uno de los principales frentes del conflicto, ha llevado a Teherán a intensificar su respuesta militar, abriendo un escenario lleno de incertidumbre.

Dos ataques directos con misiles

En un giro sin precedentes, Irán lanzó dos ataques directos contra Israel utilizando misiles balísticos, el primero en abril y el segundo anoche, un hecho que marca un cambio significativo en su estrategia. El primer ataque fue una respuesta a la muerte de siete generales de la Guardia Revolucionaria en Siria, lo que llevó a las autoridades iraníes a advertir sobre una nueva fase en su conflicto con Israel.

“Decidimos crear una nueva ecuación, y esa nueva ecuación es que de ahora en adelante, si el régimen sionista ataca nuestros intereses, propiedades, personalidades o ciudadanos en cualquier momento, contraatacaremos desde la República Islámica de Irán”, declaró el general Hosein Salamí, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria.

La escalada continuó tras el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en julio durante una visita a Teherán, así como la reciente muerte de Hasán Nasrala, líder de Hezbolá, y del general de brigada Abbas Nilforushan en ataques israelíes en Beirut. En venganza, Irán lanzó anoche un ataque masivo con 200 misiles balísticos, cuyos efectos están aún por determinar.

Evitar una guerra abierta a toda costa

A pesar de estos ataques, Irán ha mostrado interés en reducir la tensión, abriendo diálogos con Reino Unido, Francia y Alemania. Aunque Teherán ataca a Israel cuando lo considera necesario, su objetivo es evitar un enfrentamiento directo. Prefiere debilitar a su enemigo a través del “Eje de la Resistencia”, una alianza que incluye a Hezbolá, Hamás, los hutíes de Yemen y milicias en Irak.

Una guerra abierta con Israel podría atraer a Estados Unidos al conflicto y provocar levantamientos en regiones periféricas de Irán, como el Kurdistán o Sistán y Baluchistán, lo que supondría una amenaza existencial para la República Islámica. Este contexto se ve agravado por el creciente descontento de la población debido a la situación económica y la falta de libertades.

“Ningún Estado quiere autodestruirse”, señaló el iranólogo Raffaele Mauriello, profesor de la Universidad Allame Tabatabaí de Teherán. Según el experto, la estrategia a largo plazo de Irán es lograr que Israel colapse internamente, sin verse arrastrado a una guerra que podría poner en riesgo su propio futuro.