Chrystia Freeland renuncia como ministra de Finanzas, desatando una crisis política en Canadá
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, enfrenta una de las crisis más serias de su mandato tras la inesperada renuncia de Chrystia Freeland, ministra de Finanzas y su viceprimera ministra, quien presentó su dimisión el lunes por la mañana.
Freeland, considerada durante años la mano derecha de Trudeau, abandonó su cargo alegando discrepancias políticas con el primer ministro. En una carta difundida tras su renuncia, criticó de forma implícita algunas de las decisiones económicas de Trudeau, lo que intensificó las tensiones dentro del Partido Liberal.
La noticia sorprendió no solo al Gobierno y al partido oficialista, sino también a todo el panorama político canadiense. La renuncia de Freeland ha provocado que los tres principales partidos de la oposición, junto con un grupo de diputados liberales, soliciten la dimisión inmediata de Trudeau, cuya popularidad ha caído drásticamente en los últimos meses debido a la crisis económica.
Trudeau busca contener la crisis
Tras un día de silencio, Trudeau se reunió de urgencia con el grupo parlamentario liberal en una sesión a puertas cerradas para discutir la situación. Aunque no se revelaron detalles del encuentro, fuentes internas señalan que el partido está dividido, con una facción que presiona por su renuncia como líder.
Posteriormente, Trudeau participó en un evento con los principales donantes del Partido Liberal, donde reconoció públicamente la gravedad de la situación:
“Obviamente ha sido un día agitado. Ha sido un día difícil, pero quiero que sepan que es el privilegio de mi vida serviros como primer ministro. Canadá es el mejor país de la Tierra, pero no es perfecto”, afirmó.
Nuevos nombramientos y desafíos económicos
En un intento por estabilizar su gabinete, Trudeau nombró a Dominic LeBlanc, actual ministro de Seguridad Pública y amigo cercano de la familia Trudeau, como nuevo titular interino de Finanzas. LeBlanc asumirá ambas carteras mientras el Gobierno busca reorganizarse antes del receso navideño.
Sin embargo, la crisis subraya problemas más profundos: la impopularidad de Trudeau, impulsada por el alto costo de la vida, la escasez de viviendas asequibles y el deterioro de los servicios sociales.
Con la última sesión parlamentaria del año programada para este martes, Trudeau enfrentará crecientes presiones tanto internas como externas, mientras intenta mantener la unidad de su partido y recuperar la confianza del electorado.