Filipinas envía a Rodrigo Duterte a La Haya tras detenerlo por crímenes de lesa humanidad
El expresidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, fue detenido este martes en Manila y trasladado horas después en un avión a La Haya tras una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI). El exmandatario de 79 años enfrenta cargos por crímenes contra la humanidad, relacionados con su sangrienta campaña contra las drogas, que resultó en miles de muertes durante su mandato.
La detención se produjo tras días de especulación sobre su arresto. Duterte llegó al Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino desde Hong Kong y fue interceptado por agentes de la Policía filipina y Interpol. Fue llevado de inmediato a la base aérea de Villamor, donde pasó algunas horas antes de ser embarcado en un avión chárter rumbo a La Haya, como parte de un proceso judicial internacional.
El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., aclaró en rueda de prensa que la detención responde a los cargos de crímenes de lesa humanidad relacionados con la guerra contra las drogas emprendida por Duterte, que dejó entre 6,000 y 30,000 muertos, según diversas estimaciones. Esta guerra, que buscaba erradicar el narcotráfico en Filipinas, fue caracterizada por ejecuciones extrajudiciales y ataques violentos a presuntos traficantes y adictos.
La CPI había iniciado una investigación en 2021, vinculando a las autoridades filipinas con estas ejecuciones. A pesar de que Duterte retiró a Filipinas de la CPI en 2019 para evitar ser implicado, el tribunal sigue teniendo jurisdicción sobre los crímenes cometidos mientras el país era miembro.
El arresto fue un golpe importante para los críticos de Duterte, que celebraron la decisión como un paso hacia la justicia. La asociación Rise Up, que representa a las familias de las víctimas de la guerra contra las drogas, manifestó su apoyo a la detención, afirmando que finalmente Duterte y sus cómplices deberán rendir cuentas por los crímenes cometidos durante su mandato.
Duterte desafía la legalidad de su arresto
A pesar de haber desafiado en varias ocasiones a la CPI y haber insinuado que se entregaría voluntariamente, Duterte cuestionó la legalidad de su arresto. En un video compartido por su hija Verónica, el exmandatario expresó su frustración, alegando que no entendía el crimen por el que se le acusa y lamentando su traslado en contra de su voluntad.
La detención también generó tensiones políticas en Filipinas. Sara Duterte, hija del expresidente y actual vicepresidenta, denunció que el arresto estaba motivado políticamente, justo antes de las elecciones a mitad de mandato programadas para el 12 de mayo. En cambio, el presidente Marcos Jr. negó que se tratara de una persecución política y defendió que se limitó a colaborar con Interpol.
Este incidente marca un punto álgido en la ya conflictiva relación entre el actual presidente Ferdinand Marcos Jr. y la familia Duterte, que había sido clave en su ascenso al poder. Los expertos políticos han interpretado la detención como un reflejo de las luchas internas dentro de las dinastías políticas dominantes de Filipinas.