Postura del papa León XIV sobre la invasión rusa despierta esperanza en Ucrania
Las primeras palabras y gestos del papa León XIV sobre la guerra en Ucrania han despertado un renovado optimismo entre los ucranianos, que ven en el nuevo pontífice una figura moral capaz de movilizar el apoyo global ante la agresión rusa. A diferencia de su predecesor, Francisco, cuya neutralidad fue criticada por Kiev, León XIV ha mostrado desde el inicio un tono más claro y comprometido con la causa ucraniana.
Durante la semana pasada, el papa afirmó que la paz verdadera no puede basarse en “una capitulación ante el mal” ni equiparar “a la víctima y al agresor”, una declaración que fue celebrada por la Iglesia greco-católica ucraniana y diversos sectores políticos del país.
“Me gustó que el papa reconociera a Rusia como agresor”, expresó Olga Krivitska, traductora de Leópolis, recordando declaraciones que León XIV hizo en 2022, cuando aún era obispo en Perú. Sus críticas a la guerra como un acto de imperialismo por parte del Kremlin le granjearon la simpatía de muchos ucranianos, que ahora esperan que, como Papa, mantenga esa postura firme.
Una figura con autoridad moral
Para Ucrania, el nuevo pontífice representa algo más que un líder religioso: es una autoridad moral internacional. “Una clara distinción entre el bien y el mal es la principal herramienta del Vaticano”, sostuvo Danilo Lubkivski, ex viceministro de Asuntos Exteriores, al referirse al poder simbólico del papado en tiempos de guerra.
Anatoli Babinski, teólogo de la Universidad Católica Ucraniana, fue aún más directo: “Una condena abierta a Rusia hará más por la paz que la diplomacia silenciosa. Rusia se alimenta de la discreción de las negociaciones a puerta cerrada”.
Además de su peso moral, León XIV aporta una trayectoria internacional que Kiev espera pueda movilizar apoyos tanto en América Latina como en Estados Unidos, donde parte de la opinión pública considera el conflicto como una guerra indirecta entre potencias. El legislador ucraniano Oleksandr Merezhko mencionó que figuras influyentes del entorno de Donald Trump, como el secretario de Estado Marco Rubio y el vicepresidente JD Vance, son católicos practicantes y podrían verse influidos por la postura del Vaticano.
Primeros gestos alentadores
El primer jefe de Estado con quien habló León XIV tras su elección fue el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, quien lo invitó a visitar el país. En ese encuentro, el Papa también ofreció que el Vaticano acoja futuras conversaciones de paz, gesto que ha sido bien recibido por Kiev.
“Espero que el papa ayude especialmente en el regreso de los niños ucranianos secuestrados por Rusia”, afirmó Krivitska. Ucrania ya ha entregado al Vaticano listas de prisioneros de guerra, menores desplazados y periodistas detenidos en territorios ocupados.
En un contexto en el que Ucrania enfrenta presiones diplomáticas para negociar con Moscú, la figura de León XIV surge como una posible voz firme en defensa de la justicia y la soberanía, capaz de conectar con comunidades católicas de todo el mundo y recordar el imperativo cristiano de estar del lado de la víctima.
La eventual visita del Papa a Ucrania, más allá de su dimensión simbólica, podría revitalizar a una nación agotada por más de tres años de conflicto y reafirmar el papel del Vaticano en la defensa del orden internacional frente a las potencias autoritarias.