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Videojuegos terapéuticos: aliados inesperados en la prevención de enfermedades

En los últimos años, la ciencia ha comenzado a mirar con otros ojos a los videojuegos. Lejos de ser simples herramientas de entretenimiento, diversas investigaciones han demostrado que ciertos juegos pueden desempeñar un papel activo en la prevención de enfermedades físicas y mentales, abriendo nuevas posibilidades para el cuidado de la salud.

Uno de los campos donde más avances se han registrado es el de la salud mental. Estudios han evidenciado que videojuegos diseñados con fines terapéuticos pueden ayudar a reducir síntomas de ansiedad, depresión y estrés crónico. Esto se debe a que muchos de estos juegos estimulan la liberación de dopamina, mejoran la concentración y promueven la sensación de logro, factores clave en el bienestar psicológico. Además, algunos juegos fomentan la resolución de problemas y el pensamiento crítico, funciones cognitivas que se ven afectadas en trastornos mentales comunes.

En el ámbito neurológico, ciertos videojuegos se utilizan como parte de programas para prevenir el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento. Juegos de memoria, lógica y velocidad de reacción ayudan a mantener la agilidad mental en adultos mayores, retrasando la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

También existen beneficios físicos. Juegos que incorporan actividad física, como los que utilizan sensores de movimiento, han sido recomendados por especialistas como complemento en la lucha contra el sedentarismo, el sobrepeso y enfermedades cardiovasculares. En contextos de rehabilitación, se han utilizado videojuegos para mejorar la movilidad, la coordinación y la fuerza muscular, motivando a los pacientes a seguir sus rutinas de manera más lúdica y constante.

Incluso en la educación sanitaria, se han desarrollado videojuegos que enseñan a niños y adolescentes hábitos saludables, como una buena alimentación, higiene personal o el manejo de enfermedades crónicas como la diabetes. Al hacerlo de forma interactiva y divertida, la retención de conocimientos es mucho mayor que con métodos tradicionales.

A pesar de estos beneficios, los expertos insisten en que el uso de videojuegos con fines preventivos debe ser moderado, guiado por profesionales y acompañado de otros hábitos saludables. No todos los videojuegos son útiles en este contexto; solo aquellos diseñados o evaluados con criterios científicos pueden considerarse herramientas terapéuticas válidas.

El avance de la tecnología sigue abriendo puertas inesperadas, y los videojuegos, antes criticados por su potencial adictivo o alienante, comienzan a consolidarse como una herramienta innovadora en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. La ciencia ya no los ve como una amenaza, sino como un recurso poderoso al servicio del bienestar.