La OTAN reafirma su respaldo a Ucrania pero evita comprometer plazos para su ingreso
En la cumbre celebrada en La Haya, los líderes de los países miembros de la OTAN reafirmaron su compromiso con el apoyo militar y político a Ucrania frente a la invasión rusa, aunque evitaron establecer un cronograma concreto para su incorporación plena a la alianza. La reunión, marcada por la presencia de Donald Trump, giró en torno a tres ejes principales: reforzar la defensa aérea ucraniana, aumentar el gasto en defensa y mantener la cohesión entre los aliados en medio de una creciente presión internacional.
En el documento final, los 32 países miembros declararon que “el futuro de Ucrania está en la OTAN”, pero no incluyeron fechas ni condiciones específicas, reflejando las diferencias internas sobre cómo avanzar mientras el conflicto armado continúa. Algunos países de Europa del Este, como Polonia y los Estados bálticos, presionaron por un mensaje más contundente, mientras que otros, como Alemania y Estados Unidos, abogaron por mantener una postura más cautelosa.
Ucrania, representada por el presidente Volodymyr Zelenskyy, expresó agradecimiento por el apoyo, pero no ocultó su frustración. En su intervención, Zelenskyy advirtió que la falta de señales concretas podría alentar a Rusia a prolongar la guerra, confiando en la fatiga política de Occidente. Afirmó que su país no pide que se le otorgue la membresía de inmediato, sino una hoja de ruta clara y verificable.
La cumbre también fue escenario de nuevos anuncios sobre el refuerzo de la defensa ucraniana. Estados Unidos y el Reino Unido se comprometieron a entregar más sistemas de misiles antiaéreos, incluyendo unidades adicionales del sistema Patriot y drones de largo alcance. Varios aliados se comprometieron a ampliar el entrenamiento de tropas ucranianas, así como a proporcionar asistencia logística para el mantenimiento de armamento en uso.
Trump, que jugó un papel activo en las sesiones, defendió la necesidad de que los países europeos aumenten su gasto militar hasta el 5 % del PIB en la próxima década, elevando el objetivo actual del 2 %. Su propuesta generó controversia entre los aliados, aunque algunos países como Polonia y Estonia la respaldaron. España y Bélgica, en cambio, la consideraron “inviable” en el contexto económico actual.
Otro tema destacado fue la coordinación para prevenir interferencias cibernéticas, especialmente de origen ruso, en las elecciones y sistemas financieros de los miembros de la OTAN. Varios líderes alertaron sobre campañas activas de desinformación vinculadas a Moscú y pidieron mayor inversión conjunta en ciberseguridad.
Al término de la cumbre, el secretario general de la OTAN subrayó que la unidad sigue siendo el activo más importante de la alianza. Aunque no se ofrecieron promesas específicas sobre la adhesión de Ucrania, sí se acordó mantener el apoyo “por el tiempo que sea necesario” y asegurar que Rusia “no obtenga beneficios estratégicos” de su agresión.
La declaración final, aunque contundente en retórica, dejó a muchos analistas con la sensación de que la OTAN sigue atrapada entre la voluntad política de ampliar su influencia y el temor a escalar directamente con Moscú. Por ahora, Ucrania deberá seguir contando con apoyo militar sin una garantía formal de pertenencia.