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El 3 de julio de 2025, varios aeropuertos importantes en Canadá, incluyendo los de Ottawa, Montreal, Edmonton, Winnipeg, Calgary y Vancouver, tuvieron que suspender temporalmente sus operaciones debido a amenazas de bomba recibidas en las torres de control. Como medida de seguridad, se evacuaron las instalaciones y se detuvieron los vuelos para llevar a cabo inspecciones exhaustivas.
Las autoridades policiales y de seguridad respondieron de inmediato y, tras una revisión minuciosa, no se encontraron artefactos explosivos en ninguno de los aeropuertos afectados. A pesar de esto, la interrupción en el tráfico aéreo causó retrasos significativos en los vuelos y afectó a miles de pasajeros.
El tráfico aéreo se fue reanudando de forma gradual una vez que se descartaron riesgos, pero las autoridades recomendaron a los viajeros verificar el estado de sus vuelos antes de acudir a los aeropuertos. Hasta el momento, no se han identificado responsables ni se conoce el origen de las amenazas, y las investigaciones continúan en curso.
Este tipo de incidentes genera gran preocupación en materia de seguridad aeroportuaria y pone en evidencia la importancia de los protocolos de emergencia para proteger a los pasajeros y el personal.
