Lluvia ácida continúa afectando ecosistemas y estructuras en zonas urbanas e industriales

La presencia de lluvia ácida sigue siendo un fenómeno ambiental de preocupación global debido a sus efectos nocivos sobre ecosistemas naturales, cuerpos de agua, suelos, vegetación e infraestructura urbana, especialmente en regiones con alta concentración industrial o tráfico vehicular intenso

La lluvia ácida se produce cuando compuestos contaminantes como el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno emitidos a la atmósfera por fábricas centrales eléctricas y automóviles reaccionan con el vapor de agua y se convierten en ácidos que regresan a la superficie terrestre a través de la precipitación

Este tipo de lluvia altera el equilibrio químico del suelo reduciendo su fertilidad y dañando cultivos además de provocar la acidificación de lagos y ríos lo que afecta a peces y otras formas de vida acuática al modificar sus hábitats naturales

En áreas urbanas la lluvia ácida acelera el desgaste de edificios monumentos históricos y estructuras metálicas causando pérdidas económicas y patrimoniales significativas debido a la corrosión prematura de materiales de construcción

Expertos ambientales han insistido en la necesidad de reducir las emisiones contaminantes mediante el uso de tecnologías limpias la regulación de fuentes industriales y la transición hacia energías renovables para mitigar los efectos a largo plazo de este fenómeno

Organismos internacionales continúan monitoreando los niveles de acidez de la lluvia y promueven políticas de control ambiental que buscan proteger tanto la salud pública como la integridad de los ecosistemas más vulnerables ante este tipo de contaminación atmosférica

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