Capturan por primera vez una imagen detallada de un relámpago espacial gigante en la estratósfera
Un equipo de científicos europeos logró registrar la imagen más completa hasta la fecha de un “chorro azul”, un tipo de rayo que se origina en las nubes de tormenta y se extiende hacia la estratósfera. El hallazgo, documentado en las últimas horas, ofrece una oportunidad única para comprender mejor la interacción entre los fenómenos eléctricos y la atmósfera superior de la Tierra.
Los “chorros azules” son descargas eléctricas de gran intensidad que, a diferencia de los rayos convencionales que van hacia el suelo, se proyectan hacia arriba, alcanzando altitudes de hasta 50 kilómetros. Debido a su breve duración y a la dificultad de observarlos desde tierra firme, su estudio ha sido limitado.
La imagen fue obtenida gracias a un sistema avanzado de detección instalado en un observatorio europeo especializado en meteorología espacial. El registro muestra con gran detalle la estructura ramificada del fenómeno, lo que permite analizar cómo se propaga la energía en las capas altas de la atmósfera.
Según los investigadores, este tipo de descargas eléctricas podrían desempeñar un papel importante en la química atmosférica, ya que influyen en la producción y distribución de compuestos como el óxido nítrico y el ozono. Estos procesos, aunque ocurren en altitudes poco exploradas, podrían tener efectos a mayor escala en el equilibrio del clima.
El estudio también busca comprender cómo los “chorros azules” afectan a las comunicaciones y a los satélites. Al tratarse de fenómenos que ocurren en la frontera entre la atmósfera densa y el espacio cercano, su impacto en la propagación de ondas electromagnéticas aún no está del todo definido.
Los especialistas destacan que la obtención de esta imagen marca un hito, ya que permitirá avanzar en la creación de modelos más precisos sobre la dinámica de las tormentas y su conexión con las capas altas de la atmósfera. Además, abre la puerta a futuras observaciones con satélites especializados que podrían captar más de estos eventos.
El hallazgo refuerza la idea de que los relámpagos espaciales son mucho más comunes de lo que se pensaba y que juegan un papel relevante en la relación entre la Tierra y su entorno espacial inmediato.