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Crean una piel artificial que puede sentir el tacto

Científicos en Corea del Sur han desarrollado una piel artificial capaz de detectar el tacto, la temperatura y la humedad, imitando de forma sorprendente las funciones sensoriales de la piel humana. Este avance, realizado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Avanzada de Corea (KAIST), fue publicado recientemente en la revista Science Advances y representa un paso importante en el campo de la robótica y las prótesis inteligentes.

La nueva piel artificial está hecha de materiales flexibles que integran sensores electrónicos diminutos, los cuales pueden percibir estímulos como presión, calor o la presencia de agua. Gracias a esta tecnología, una mano robótica equipada con esta piel fue capaz de reconocer texturas, detectar si un objeto estaba caliente o frío, e incluso responder a la humedad, algo nunca antes logrado con tanta precisión.

Este desarrollo podría revolucionar la forma en que funcionan las prótesis modernas. Hasta ahora, muchas prótesis eran capaces de moverse con cierta precisión, pero carecían de la capacidad de “sentir” el entorno. Con esta piel, personas que han perdido una extremidad podrían volver a experimentar sensaciones táctiles, mejorando su calidad de vida y su conexión con el mundo que los rodea.

Además de su uso en prótesis, la piel artificial también podría aplicarse en robots humanoides, permitiéndoles interactuar con mayor seguridad y sensibilidad con los humanos y su entorno. Los científicos también creen que podría usarse en dispositivos médicos inteligentes que monitoreen el estado de la piel de los pacientes, como vendajes que detecten infecciones o quemaduras en tiempo real.

Aunque el proyecto aún se encuentra en etapa de desarrollo, los resultados son prometedores. Los investigadores ya trabajan en hacer la piel más resistente y adaptable a diferentes formas del cuerpo, con el objetivo de integrarla en aplicaciones reales en un futuro cercano.

Este avance no solo acerca a la ciencia a la creación de máquinas más humanas, sino que también abre la puerta a una nueva generación de tecnologías que podrían cambiar para siempre la forma en que sentimos el mundo.