Tres nuevas especies de pez baboso iluminan los abismos del Pacífico
Un equipo de científicos del Instituto Monterey Bay Aquarium, junto con investigadores de universidades de EE. UU., han descrito tres especies de pez baboso (snailfish) descubiertas en profundidades del Pacífico Oriental que van de los 3 268 a los 4 119 metros bajo la superficie. Estas especies son completamente nuevas para la ciencia y muestran adaptaciones sorprendentes al ambiente extremo de los fondos oceánicos.
La más llamativa de las tres es el pez baboso Careproctus colliculi, apodado el “bumpy snailfish” por su piel con textura extraña, el cuerpo rosado pálido, ojos grandes y una cabeza redonda. Fue observado flotando sobre el fondo marino y capturado en un ejemplar femenino de unos 9 centímetros de longitud. Posee una suerte de disco ventral succionador muy desarrollado que le permite adherirse o sostenerse en sustratos rocosos u organismos cuando las corrientes lo exigen.
Otra nueva especie descrita es Careproctus yanceyi, que se distingue por su cuerpo completamente negro, boca orientada horizontalmente y disco succionador más pequeño, menos del 3 % de longitud corporal. Finalmente está Paraliparis em, un pez baboso más delgado y comprimido lateralmente, sin disco abdominal, cuerpo alargado, que vive entre las montañas de sedimento profundo con condiciones de presión muy altas.
Los ejemplares fueron recolectados durante inmersiones profundas en 2019, utilizando un vehículo operado remotamente y el sumergible Alvin, en la zona conocida como Station M, frente a la costa de California. Se emplearon varias técnicas modernas de estudio: imágenes submarinas, análisis morfológicos detallados, tomografías micro‑CT para ver la estructura interna del cuerpo, y secuencias de ADN para confirmar que no se trataba de especies ya descritas.
Aunque ya se han identificado, aún se desconoce su distribución exacta: ninguna de ellas ha sido observada en muchos lugares diferentes, y solo el “bumpy snailfish” tiene indicios en video de que podría aparecer también frente a la costa de Oregon. Los científicos deberán explorar más para saber cuántos ejemplares hay, cómo sobreviven a las temperaturas cercanas al punto de congelación, a la presión aplastante, y qué papel juegan en el ecosistema de las profundidades.