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Muere empresario guaymense

Gran consternación entre la sociedad guaymense generó la lamentable noticia del fallecimiento de Jesús Antonio Rodríguez Velázquez, quien contaba con 51 años de edad, conocido y muy apreciado empresario del ramo farmacéutico.
Fue durante la tarde de ayer jueves, cuando se confirmó el deceso, mientras recibía atención médica en un hospital privado, en la ciudad de Hermosillo, donde estuvo internado varios días, a consecuencia del serio accidenté que sufriera el 14 de septiembre.
Lloran su partida, su esposa, Esthela Lavandera Contreras, y sus dos hijas e hijo, además de hermas y hermanos.
Al ir viajando en su automóvil, Toyota ‘Highlander’, modelo 2018, en color blanco, le explotó una ‘minita’ de gas que llevaba consigo.
Sufrió graves quemaduras en distintas partes del cuerpo, las que lamentablemente no pudo superar, y así, ayer en tarde dejó de existir, para dolor de todos sus familiares, amigos, compañeros de trabajo y conocidos.
Era propietario de las farmacias BF, cuya matriz se ubica en la calle 15 y avenida Serdán, y dos sucursales más, una en Miramar y otra en San Carlos.
Jesús Antonio era una persona mucho muy conocida y muy apreciable en nuestro puerto, por lo que su partida llena de consternación y tristeza a todos quienes lo conocieron.

Benefactor de Casa Franciscana
El padre Martín Ibarra, director de Casa Franciscana en Guaymas, lamentó el fallecimiento de uno de los principales benefactores del organismo, mismo que de manera anónima siempre aporto medicamento que se entrega a pacientes de manera gratuita.
“Estimados hermanos, les saluda su servidor Padre Martín Ibarra OFM. Hoy hemos recibido una noticia muy lamentable y triste: nuestro gran benefactor, Antonio Rodríguez, propietario de farmacias Bf, ha partido a la casa celestial. Con todo respeto, extendemos nuestras condolencias a su señora esposa, hijos y familia. Es una pérdida irreparable, pero su legado de amor y compasión nos inspira a seguir adelante. Nuestro Señor ha llamado a su presencia a nuestro hermano Antonio Rodríguez, quien no solo era un padre de familia, esposo, hermano y amigo, sino también un gran ser humano que, a través de nuestro dispensario médico, auxiliaba a los más pobres, siempre en el anonimato. Gracias, Antonio, gracias por ese corazón tan grande, lleno de humanidad y amor por los más vulnerables. Su legado de amor y compasión seguirá inspirando a muchos y guiará nuestra misión de servir a los más necesitados. Descansa en paz y que brille para ti la luz perpetua”.