Científicos crean tinta electrónica que cambia de color con el calor
Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge ha desarrollado una innovadora tinta electrónica que tiene la capacidad de cambiar de color en respuesta a variaciones de temperatura, abriendo así nuevas posibilidades para la industria de la moda, los dispositivos electrónicos y la seguridad alimentaria.
La tinta, presentada en la última edición de la revista Nature Materials, está compuesta por nanopartículas de cristal líquido diseñadas para reorganizar su estructura molecular según la temperatura ambiente. Este reordenamiento produce un cambio en la forma en que reflejan la luz, generando una alteración visible en el color del material que la contiene.
El funcionamiento de esta tinta se basa en principios de termocromismo, una propiedad de ciertos materiales que les permite cambiar de color con el calor. Sin embargo, a diferencia de las tintas termocromáticas tradicionales, que suelen tener una vida útil limitada y poca precisión, esta nueva fórmula mantiene alta durabilidad, mayor sensibilidad térmica y una reversibilidad casi infinita.
“Lo que hemos creado no es solo una tinta que cambia de color, sino un sistema que puede ser programado para activarse a temperaturas muy específicas, incluso con diferencias de tan solo medio grado”, explicó la doctora Lina Alvarez, química de materiales y coautora del estudio.
Los investigadores señalan que esta tecnología podría tener múltiples usos en campos muy diversos, desde ropa inteligente que responda a la temperatura corporal o del ambiente, hasta etiquetas en envases de alimentos que alerten visualmente si la cadena de frío ha sido rota, mejorando la conservación de productos perecederos. También se vislumbra su aplicación en pantallas electrónicas flexibles, carcasas de dispositivos que indiquen el sobrecalentamiento sin necesidad de energía eléctrica, y materiales para obras de arte o diseño que reaccionen al tacto o la luz solar.
Este avance se inscribe en el campo de los materiales inteligentes, una de las áreas de más rápido crecimiento dentro de la ciencia de materiales. La capacidad de los objetos de responder al entorno sin necesidad de componentes electrónicos representa una evolución hacia tecnologías más sostenibles y eficientes.
Los investigadores de Cambridge ya están trabajando en una segunda generación de esta tinta que, además de la temperatura, también podría responder a otros estímulos como la luz ultravioleta, la humedad o el pH.
Actualmente, el equipo mantiene conversaciones con empresas textiles y de empaque interesadas en aplicar esta tecnología en productos comerciales. Se espera que en los próximos dos años comiencen las primeras pruebas a gran escala, especialmente en el sector de alimentos refrigerados.
“Lo emocionante es que esta tinta puede fabricarse de manera económica y a gran escala. No estamos hablando de ciencia ficción; es tecnología real que podría estar en las tiendas muy pronto”, concluyó la doctora Alvarez.