l Consejo de la FIFA, reunido recientemente en Doha, ha aprobado una estructura de premios sin precedentes que marca un antes y un después en la historia del fútbol profesional. Para la edición de 2026, que se celebrará en Norteamérica, el organismo rector distribuirá un total de 727 millones de dólares entre las federaciones participantes. Esta cifra representa un incremento sustancial del 50 % en comparación con lo repartido en Catar 2022, consolidando al torneo como el evento deportivo con mayor retorno económico para sus protagonistas a nivel global.
De la bolsa total, 655 millones de dólares se han destinado exclusivamente a los premios por mérito deportivo según el desempeño de cada selección en el campo. El equipo que logre alzarse con el trofeo el 19 de julio de 2026 recibirá un cheque histórico de 50 millones de dólares. Por su parte, el subcampeón embolsará 33 millones, mientras que las selecciones que alcancen el tercer y cuarto puesto serán recompensadas con 29 y 27 millones de dólares, respectivamente. Esta escalada en los premios responde no solo a la ampliación del torneo a 48 equipos, sino también a la proyección de ingresos récord por derechos de transmisión y patrocinios.
Incluso aquellas selecciones que no logren avanzar más allá de la fase de grupos verán un beneficio económico importante. La FIFA ha garantizado que cada uno de los 48 países clasificados recibirá un mínimo de 9 millones de dólares solo por su participación en la primera etapa. A esto se le suma un pago adicional de 1.5 millones de dólares otorgado previamente a cada federación para cubrir los gastos logísticos y operativos de preparación para el torneo. De este modo, el “premio” base real para cualquier selección nacional será de 10.5 millones de dólares, una cifra vital para el desarrollo del fútbol base en naciones con menos recursos.
El desglose detallado muestra una progresión constante: las selecciones que lleguen a dieciseisavos de final cobrarán 11 millones, las que alcancen octavos 15 millones y las cuartofinalistas 19 millones de dólares. Según el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, este modelo busca reinvertir el éxito comercial del Mundial directamente en la comunidad futbolística mundial, permitiendo que las federaciones fortalezcan sus estructuras internas y programas juveniles tras la competición más grande jamás organizada.
