El mundo del boxeo vive el cierre de una era dorada con el anuncio oficial del retiro de Terence “Bud” Crawford. El púgil originario de Omaha, Nebraska, ha decidido colgar los guantes de manera definitiva, poniendo fin a una de las carreras más impecables y técnicamente perfectas en la historia del deporte. Crawford se despide de los cuadriláteros sin conocer la derrota, dejando un vacío difícil de llenar en las categorías donde reinó con autoridad y un legado que lo posiciona directamente en el debate sobre los mejores boxeadores libra por libra de todos los tiempos.
La trayectoria de Crawford no solo se mide por sus victorias, sino por la magnitud de sus logros. Fue el primer boxeador masculino en convertirse en campeón indiscutido en dos categorías de peso diferentes en la era de los cuatro cinturones, dominando primero los pesos superligeros y posteriormente la división de los wélter. Su victoria histórica sobre Errol Spence Jr. en 2023 quedó grabada como su obra maestra, una exhibición de estrategia, potencia y precisión que demostró por qué era considerado un genio táctico capaz de adaptarse a cualquier estilo de rival.
A diferencia de otros grandes campeones que estiraron su permanencia en el ring hasta ver mermadas sus facultades, Crawford ha optado por un retiro digno, priorizando su salud y el tiempo con su familia. A sus 38 años, el estadounidense se retira con un historial perfecto que incluye más de 40 victorias profesionales, la gran mayoría de ellas por la vía del cloroformo. Su capacidad para cambiar de guardia de forma natural y su coeficiente intelectual dentro del ring lo convirtieron en un enigma que ningún oponente pudo descifrar a lo largo de casi dos décadas de carrera profesional.
El impacto de su salida se sentirá de inmediato en las clasificaciones mundiales, donde su nombre siempre ocupó los puestos de privilegio. Expertos y aficionados coinciden en que Crawford no solo fue un recolector de títulos, sino un ejemplo de disciplina y profesionalismo fuera del gimnasio. Con su partida, el boxeo pierde a su referente técnico más brillante, pero gana una leyenda cuyo nombre será invocado cada vez que se hable de perfección técnica y dominio absoluto en el arte de las narices chatas.




