Con un ambiente de camaradería, recuerdos y pasión por el fútbol, los veteranos del emblemático equipo Pumas de Empalme celebraron su tradicional reencuentro anual.
Fue una convivencia que se ha mantenido viva por 35 años consecutivos y que se ha convertido en una de las reuniones deportivas más entrañables de la llamada ciudad jardín.
El reencuentro se llevó a cabo en el campo del panteón de Empalme, donde los exjugadores volvieron a calzarse los tachones para disputar un juego amistoso entre Pumas y el equipo Guaymas 60, encuentro que sirvió no solo para medir fuerzas, sino para revivir la época dorada del fútbol local.
El marcador favoreció al conjunto visitante, aunque el resultado pasó a segundo plano frente al espíritu de convivencia que caracterizó la jornada.
Durante el partido destacaron como anotadores Alex Hernández, Gabriel Carpio, Miguel Ángel “El Sacapo” y Fernando Hidalgo, quienes arrancaron aplausos y sonrisas entre los asistentes, muchos de ellos familiares y amigos que han acompañado este reencuentro a lo largo de los años.
José Luis Hernández, uno de los fundadores del equipo Pumas, recordó que este reencuentro es mucho más que un partido de fútbol, pues representa una oportunidad para refrendar los lazos de amistad y hermandad que se forjaron dentro y fuera de la cancha. Señaló que el equipo fue fundado el 16 de septiembre de 1982 en Empalme, convirtiéndose en uno de los primeros conjuntos organizados de fútbol en la ciudad y logrando importantes triunfos que marcaron una época en el deporte local.
Destacó además que, pese al paso del tiempo y a que muchos de los integrantes ya no radican en Empalme, el compromiso con esta tradición se mantiene intacto.
Cada año, los exjugadores hacen lo posible por regresar y reencontrarse, viajando desde la Ciudad de México, Guadalajara e incluso desde distintas ciudades de Estados Unidos, con el único objetivo de compartir un día de fútbol, recuerdos y convivencia.
El tradicional reencuentro de los Pumas se ha consolidado como un símbolo de identidad deportiva y amistad, demostrando que el fútbol no solo deja trofeos, sino historias, afectos y vínculos que perduran por generaciones.






