Internacional

A una semana del conflicto, Irán e Israel continúan ataques sin tregua ni cifras claras de víctimas

Este viernes se cumple una semana desde el inicio de la ofensiva directa entre Irán e Israel, en lo que ya se perfila como la peor escalada bélica registrada entre ambas naciones, sin que haya señales de un posible alto al fuego ni cifras oficiales actualizadas sobre el número de muertos y heridos.

Desde el pasado viernes 13 de junio, no ha transcurrido un solo día sin bombardeos sobre territorio israelí o iraní. Sin embargo, ambos gobiernos han restringido el acceso a la información y los medios enfrentan censura, limitaciones de cobertura y apagones informativos, mientras la cifra de víctimas se mantiene sin actualizaciones oficiales.

El inicio del conflicto
Israel lanzó un ataque masivo contra instalaciones nucleares iraníes, justificándolo como una acción preventiva ante el temor de que Teherán desarrolle una bomba atómica. En el primer día de bombardeos, murieron altos mandos del Ejército y la Guardia Revolucionaria de Irán, entre ellos:

El jefe del Estado Mayor, Mohamad Hosein Baqerí

El comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salamí

El jefe de su Fuerza Aérea, Amir Ali Hajizadeh

Seis científicos nucleares

Desde entonces, Israel ha bombardeado no sólo infraestructuras militares y nucleares —como las plantas de Natanz, Isfahán y Furdú—, sino también la sede de la radiotelevisión estatal iraní, instalaciones médicas y vehículos de emergencia, lo que ha sido ampliamente denunciado por organismos internacionales.

La respuesta iraní
Irán reaccionó ese mismo día con una andanada de misiles, la mayoría de los cuales fue interceptada por el sistema defensivo israelí, aunque en los días posteriores se reportaron impactos en Tel Aviv y Haifa.

El sistema defensivo israelí —compuesto por la Cúpula de Hierro, la Honda de David y los interceptores Arrow-2 y Arrow-3— ha presentado fallos, permitiendo que algunos misiles alcanzaran objetivos civiles, como el hospital Soroka.

Información parcial y censura
Las cifras oficiales permanecen prácticamente sin cambios desde el fin de semana. Irán mantiene el recuento en 224 muertos, aunque medios y organizaciones independientes como HRANA elevan la cifra a 639. En Israel, el número oficial sigue en 24 fallecidos, mientras que 2,345 personas han sido atendidas en hospitales, en su mayoría con lesiones leves.

Ambos países han restringido la difusión de información. En Irán se ha impuesto un apagón de internet y se prohíbe grabar en zonas afectadas. En Israel, la policía ha interrumpido transmisiones de medios internacionales que mostraban ubicaciones de impacto, alegando razones de seguridad nacional.

Sin negociaciones y con amenazas cruzadas
En medio del belicismo creciente, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha declarado abiertamente que la muerte del líder supremo iraní, Ali Jameneí, sería la única vía para terminar el conflicto. Por su parte, Irán cerró la puerta a negociaciones nucleares con Estados Unidos, que debían reanudarse esta semana en Omán.

El canciller iraní, Abás Araqchí, afirmó que Teherán rechazó una solicitud de Washington para reiniciar el diálogo y responsabilizó a Israel de los ataques, al tiempo que viajó a Ginebra para reunirse con ministros europeos y participar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Estados Unidos: ambigüedad y expectativa
Aunque Estados Unidos se deslindó del ataque inicial israelí, el presidente Donald Trump ha dejado entrever la posibilidad de una intervención directa, mientras medios y analistas esperan un anuncio oficial en las próximas horas.

Trump incluso amenazó con ordenar un ataque contra Jameneí, pero hasta ahora mantiene una posición ambigua. Su administración ha sido criticada por falta de claridad y por la creciente militarización en Medio Oriente.

La situación en la región sigue deteriorándose, con consecuencias impredecibles. Las voces que llaman al cese de hostilidades y a una salida diplomática no han sido escuchadas, mientras el mundo observa con inquietud la evolución de una crisis que podría escalar aún más.