Internacional

Avanza en Reino Unido proyecto de ley sobre muerte asistida

El Parlamento británico aprobó este viernes, con 330 votos a favor y 275 en contra, un proyecto de ley que permitiría la muerte asistida en Inglaterra y Gales, marcando un paso significativo en uno de los debates éticos y religiosos más controvertidos del país.

El texto, promovido por la diputada laborista Kim Leadbeater, autoriza el suicidio asistido para pacientes terminales con una esperanza de vida inferior a seis meses, siempre que expresen su voluntad de manera clara y obtengan la aprobación de dos médicos y un juez. Según Leadbeater, estas disposiciones hacen que el proyecto sea “el más robusto del mundo” en la materia.

Argumentos a favor y en contra
En su discurso ante la Cámara de los Comunes, Leadbeater defendió la medida como una forma de garantizar “elección, autonomía y dignidad” para quienes enfrentan enfermedades terminales. Criticó la falta de claridad de la ley actual, que puede llevar a decisiones desesperadas, como el caso de Norman, un hombre que se quitó la vida tras años de sufrimiento por un cáncer de próstata.

Sin embargo, la aprobación ha generado reacciones divididas. La asociación Care Not Killing, contraria a la medida, expresó su “decepción” y advirtió sobre riesgos de abuso hacia personas vulnerables. Por su parte, líderes religiosos señalaron su preocupación por la posibilidad de que algunos pacientes sientan la obligación de morir para no ser una carga para sus familias.

En contraste, figuras públicas como la periodista Esther Rantzen, quien enfrenta una enfermedad terminal, celebraron el avance, destacando que la aprobación de este proyecto es crucial, ya que un rechazo podría retrasar el debate por al menos una década.

Opinión pública favorable
Un sondeo reciente de YouGov reveló que el 75% de los ciudadanos en Inglaterra y Gales respalda la legalización del suicidio asistido, reflejando un cambio en la percepción pública desde el rechazo de un proyecto similar en 2015.

Próximos pasos
El proyecto pasará ahora a revisión en comisión antes de regresar a ambas cámaras del Parlamento para nuevas votaciones. Si se aprueba definitivamente, Inglaterra y Gales se unirían a países como Países Bajos, España, Canadá y Colombia, donde la muerte asistida ya es legal.

En Escocia, un debate similar está previsto para 2025, mientras que en Irlanda del Norte el suicidio asistido sigue siendo ilegal y se castiga con hasta 14 años de prisión.

Neutralidad gubernamental y divisiones políticas
Aunque el gobierno laborista no ha adoptado una postura oficial, el debate trascendió fronteras ideológicas. El primer ministro Keir Starmer votó a favor, en línea con su posición en 2015, mientras que el ex primer ministro Boris Johnson se opuso, argumentando preocupaciones éticas.

El ministro de Salud, Wes Streeting, expresó su rechazo al proyecto, preocupado por la presión adicional sobre el ya colapsado Sistema Nacional de Salud (NHS). En contraste, el ex primer ministro David Cameron, quien votó en contra en 2015, cambió su postura y apoyó la medida.

El resultado refleja un Parlamento dividido, pero también una sociedad que avanza hacia un debate más abierto y ético sobre el derecho a decidir el final de la vida.