Cambio de jarabe de maíz por azúcar de caña en Coca-Cola podría afectar gravemente a agricultores en EE.UU.
El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre un inminente cambio en la fórmula de Coca-Cola para reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) por azúcar de caña, ha generado una ola de reacciones en la industria alimentaria, especialmente entre agricultores y productores de maíz del país.
De acuerdo con Trump, Coca-Cola habría aceptado utilizar azúcar de caña en sus bebidas en el mercado estadounidense, tras conversaciones con altos ejecutivos de la compañía. La medida se alinea con la agenda del movimiento social Make America Healthy Again (MAHA), liderado por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., que promueve la eliminación de ingredientes ultraprocesados en favor de alternativas consideradas más saludables.
Aunque la empresa ya comercializa versiones con azúcar de caña en otros mercados —como México— y en algunas tiendas estadounidenses bajo la etiqueta “Coca-Cola mexicana”, la reformulación generalizada de su línea de productos en EE.UU. implicaría un reto logístico y económico mayúsculo.
En un comunicado escueto, Coca-Cola respondió que “pronto compartiremos más detalles sobre nuevas ofertas innovadoras dentro de nuestra gama de productos Coca-Cola”.
Por su parte, PepsiCo también se mostró abierta a adoptar el cambio si los consumidores lo demandan, abriendo la puerta a un posible giro generalizado en la industria.
Impacto económico en la agricultura
Los analistas advierten que el cambio de edulcorante no solo afectaría los precios al consumidor, sino que también podría tener consecuencias económicas severas para los productores agrícolas en EE.UU., especialmente los dedicados al maíz.
La Asociación de Refinadores de Maíz (CRA, por sus siglas en inglés) alertó que la eliminación del jarabe de maíz de alta fructosa reduciría los precios del maíz en hasta 34 centavos por bushel, lo que supondría una pérdida de ingresos agrícolas de aproximadamente 5.100 millones de dólares anuales.
“La onda expansiva económica resultante provocaría la pérdida de empleos rurales y tendría importantes consecuencias económicas para las comunidades de todo el país”, advirtió la CRA en un comunicado.
Costos para la industria
Ron Sterk, analista de SOSland Publishing, explicó que el jarabe de maíz se adoptó en EE.UU. por razones de costos, ya que resulta considerablemente más barato que el azúcar. Actualmente, las bebidas como Coca-Cola utilizan una versión con 55% de fructosa (AF55), mientras que los productos horneados emplean una variante con 42%.
La analista Heather Jones, de Heather Jones Research, estimó que si Coca-Cola reemplazara totalmente el JMAF por azúcar de caña, el costo adicional para la empresa superaría los 1.000 millones de dólares, dado el alto precio del azúcar y la limitada capacidad de producción nacional.
Además del impacto en costos, la transición obligaría a las empresas a ajustar sus cadenas de suministro, modificar etiquetados y probablemente aumentar sus importaciones de azúcar de caña, especialmente de América Latina y el Caribe.
Un debate entre salud pública y economía
El cambio propuesto plantea un debate complejo entre salud pública y viabilidad económica. Mientras organizaciones como MAHA celebran el alejamiento de edulcorantes industriales como un avance para la salud de los consumidores, agricultores, productores e industriales temen un golpe severo a uno de los pilares de la agroindustria estadounidense.
Por ahora, queda pendiente el anuncio oficial de Coca-Cola sobre la magnitud de los cambios y la fecha de implementación. Lo que sí está claro es que esta decisión, de concretarse, marcará un antes y un después en la industria de alimentos y bebidas en Estados Unidos.