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Desarrollan un material que convierte el calor corporal en electricidad

Científicos han logrado diseñar un innovador material termoeléctrico capaz de transformar el calor corporal en energía eléctrica, lo que abre una nueva era en la tecnología portátil, médica y vestible. Este avance permitiría alimentar pequeños dispositivos sin necesidad de baterías externas, aprovechando exclusivamente el calor natural del cuerpo humano.

El material, compuesto por una combinación optimizada de elementos semiconductores, logra captar la diferencia de temperatura entre la piel y el ambiente, generando una corriente eléctrica continua. Su estructura es flexible, ligera y puede integrarse fácilmente en tejidos o bandas, lo que lo hace ideal para ropa inteligente, relojes, sensores biomédicos e incluso marcapasos autoalimentados.

Durante las pruebas en laboratorio, el nuevo compuesto fue capaz de generar suficiente energía para mantener encendidos sensores de ritmo cardíaco, acelerómetros y pequeños monitores de actividad física, sin interrupciones y sin necesidad de recargas. En condiciones normales de uso como caminar o correr el calor generado por el cuerpo fue más que suficiente para mantener la producción energética.

Uno de los aspectos más destacados del desarrollo es su capacidad de adaptarse a diferentes entornos térmicos. A diferencia de otros materiales termoeléctricos experimentales, este no requiere temperaturas extremas para funcionar. Además, los investigadores aseguran que es biodegradable y de bajo costo, lo que lo hace viable para producción en masa en un futuro cercano.

Este tipo de tecnología representa una solución prometedora para enfrentar uno de los principales desafíos de la electrónica moderna: la dependencia energética. La posibilidad de prescindir de baterías tradicionales en dispositivos médicos o de uso diario no solo mejora la comodidad del usuario, sino que reduce significativamente la generación de residuos electrónicos.

Los siguientes pasos en la investigación apuntan a mejorar la eficiencia del material y ampliar su durabilidad. Asimismo, ya se están desarrollando prototipos comerciales de bandas inteligentes y textiles activos que podrían salir al mercado en los próximos años.

Este avance demuestra cómo la ciencia puede integrar innovación, sostenibilidad y funcionalidad para crear soluciones prácticas con impacto real en la vida cotidiana.