Despiden con honores a América Yamilet, cadete fallecida en accidente del Buque Cuauhtémoc en Nueva York
Con lágrimas, flores y homenajes, familiares, amigos y ciudadanos de Xalapa despidieron este martes a América Yamilet Sánchez, cadete de la Heroica Escuela Naval Militar, quien perdió la vida en el accidente del Buque Escuela Cuauhtémoc ocurrido la noche del sábado en el puerto de Nueva York.
El féretro de la joven, cubierto con la bandera de México, fue recibido por una multitud que le rindió tributo con veladoras, fotografías y gritos de “¡Viva la Cadete Sánchez!” al llegar a la casa de sus padres, ubicada en la periferia de la capital veracruzana.
“Estoy muy orgulloso de mi hija América Yamilet. Estoy destrozado, pero vamos a salir adelante. Mi hija fue un ejemplo para todos y hoy va a ser recordada como se merece”, expresó entre lágrimas Don Herminio Cosme, padre de la joven y oficial de la Policía Estatal.
América Yamilet fue una de las dos víctimas mortales del accidente ocurrido mientras el Cuauhtémoc se preparaba para partir hacia Islandia tras una escala en Nueva York iniciada el 13 de mayo, como parte de una misión de diplomacia pública y formación naval. En el buque viajaban más de 180 tripulantes.
Autoridades mexicanas confirmaron que en el momento del accidente, un piloto portuario de Nueva York estaba a cargo de las maniobras del buque. Sin embargo, será dentro de 30 días cuando concluyan las investigaciones oficiales por parte de las autoridades portuarias estadounidenses.
Antes de su llegada a Xalapa, América Yamilet recibió un homenaje póstumo a puerta cerrada en la Heroica Escuela Naval Militar, en el puerto de Veracruz. Posteriormente, en la Iglesia de San Pedro Apóstol, el féretro fue escoltado por cientos de flores y fieles que oraron por su alma.
“Surgen interrogantes ante el dolor y la pena, especialmente en su familia, pero debemos mirar con esperanza hacia el crucificado”, dijo el sacerdote durante la misa.
Finalmente, la joven cadete fue sepultada en el cementerio Bosques del Recuerdo, acompañada por cientos de rehiletes girando al viento, en un acto cargado de simbolismo y cariño por parte de quienes la conocieron.
Su nombre y su vocación de servicio ya han quedado inscritos con honor en la memoria de la comunidad naval y de su ciudad natal.