El escándalo del donante de esperma, quien concibió a cerca de 200 niños en 14 países europeos, es una señal de un problema mucho más profundo que afecta a la industria de la reproducción asistida.El problema central es que el donante portaba una mutación de alto riesgo en el gen $TP53$, una alteración genética que incrementa drásticamente la probabilidad de que los niños que la heredaron desarrollen cáncer a edades tempranas.
Este caso ha revelado la ineficacia de las normativas de cribado genético actuales, ya que esta mutación peligrosa no fue detectada durante las pruebas iniciales al donante. Esto sugiere que las clínicas deben adoptar pruebas genéticas preventivas mucho más exhaustivas para detectar mutaciones de alto impacto en la salud.Además, el elevado número de concepciones subraya una alarmante falta de límites claros y coordinados a nivel europeo sobre cuántos niños puede engendrar un solo donante. Esta ausencia de una base de datos centralizada y conectada entre los 14 países permitió al banco de esperma danés distribuir el material genético de forma excesiva, magnificando el riesgo genético y aumentando la posibilidad de incesto involuntario en el futuro
.En esencia, la distribución masiva de esperma con una mutación cancerígena expone una urgente necesidad de regulaciones internacionales más rigurosas y transparentes para proteger la salud de los niños concebidos mediante donación y restaurar la confianza en este tipo de tratamientos.
