El papel esencial de la sal en el cuerpo humano: más allá de los mitos
En un contexto donde la sal suele ser asociada a problemas de salud, recientes análisis y revisiones científicas resaltan su importancia fisiológica cuando es consumida con moderación. La sal, cuyo componente principal es el cloruro de sodio (NaCl), desempeña funciones vitales en el equilibrio del organismo humano.
Desde una perspectiva científica, el sodio uno de los principales iones que contiene la sal es fundamental para mantener el equilibrio hídrico del cuerpo. Regula la cantidad de agua dentro y fuera de las células y es clave en la transmisión de impulsos eléctricos en el sistema nervioso. Además, permite la contracción adecuada de los músculos, incluido el corazón.
El cloruro, por su parte, participa en la producción del ácido clorhídrico del estómago, indispensable para una digestión eficiente y para la eliminación de bacterias patógenas. También contribuye al equilibrio ácido-base de la sangre, ayudando a mantener un pH adecuado.
Una cantidad insuficiente de sal en la dieta puede llevar a hiponatremia, una condición en la que los niveles de sodio en la sangre caen peligrosamente. Esto puede provocar síntomas como fatiga, náuseas, calambres musculares, confusión mental y, en casos severos, convulsiones o coma.
Especialistas en nutrición y medicina preventiva coinciden en que el problema no radica en la sal en sí, sino en el exceso de su consumo, especialmente en alimentos ultraprocesados. Cuando se utiliza en cantidades controladas, especialmente sal natural o marina, puede contribuir a mantener un cuerpo en equilibrio, favoreciendo funciones neurológicas, musculares y metabólicas.
Así, la ciencia vuelve a poner en la mesa un principio clave: ningún nutriente es dañino por sí solo, sino que su impacto depende del contexto, la cantidad y la calidad de su consumo. La sal, lejos de ser un enemigo automático de la salud, continúa siendo un elemento esencial que debe ser entendido desde la evidencia y no desde el miedo.