El sorteo de la Copa Mundial de la FIFA no es solo la ceremonia donde se definen los grupos de las selecciones participantes; es también un escenario de alta visibilidad global que congrega a líderes de opinión, figuras del deporte y representantes gubernamentales de todo el mundo.
Para México, como uno de los tres países anfitriones, la asistencia del más alto nivel político subraya el compromiso nacional con la organización exitosa del torneo. La presencia de Sheinbaum enviaría una señal clara a la FIFA y a la comunidad internacional sobre la importancia estratégica que el gobierno mexicano otorga al Mundial 2026, un evento que se espera impulse el turismo, la infraestructura y la imagen global del país.
Una Oportunidad para la Diplomacia Deportiva
De concretarse su asistencia, la presidenta electa tendría la oportunidad de establecer encuentros de alto nivel con directivos de la FIFA, federaciones de fútbol internacionales y posiblemente con líderes de las naciones coanfitrionas y otros países clave.
Refuerzo de lazos: Fortalecer la cooperación con Estados Unidos y Canadá en el marco de la organización tripartita.
Imagen país: Proyectar a México como un socio confiable y un destino seguro y vibrante.
Compromiso Social: Subrayar los proyectos y el legado que la administración busca dejar más allá del ámbito deportivo, como programas de desarrollo social o sustentabilidad vinculados al evento.
Aunque la fecha exacta y el lugar del sorteo aún están por confirmarse oficialmente por la FIFA, se espera que este se realice hacia finales de 2025 y sea un punto de inflexión en la cuenta regresiva hacia el torneo.
Expectativa y Preparativos
Mientras la decisión final sobre la asistencia se mantiene en evaluación, los preparativos en las sedes mexicanas (Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey) continúan avanzando. El equipo de Sheinbaum se ha mantenido informado sobre los progresos de infraestructura y logística, reconociendo el impacto económico y social del Mundial. La posible presencia en el sorteo no solo es un gesto político, sino un reflejo del papel activo que México jugará en los próximos dos años y medio rumbo a la patada inicial.




