Endurecimiento en la frontera podría exponer a migrantes a sanciones sin conocer las nuevas normas
Las nuevas condiciones impuestas en la frontera entre México y Estados Unidos están incrementando los riesgos para los migrantes, quienes podrían enfrentar consecuencias legales sin conocer a fondo las nuevas restricciones ni los procedimientos vigentes.
A pesar de la disminución del flujo migratorio en los últimos meses, desde el lado mexicano se ha observado que la Guardia Nacional de Texas continúa instalando barricadas de púas en el bordo del río Bravo. Esta medida responde a una orden del presidente Donald Trump, quien recientemente declaró la línea divisoria como “zona militar”.
Organizaciones de derechos humanos y activistas han advertido sobre los peligros de esta creciente militarización, que incrementa la presión sobre las personas en situación de movilidad. Entre ellos, el pastor Juan Fierro García, director del albergue Buen Samaritano en Ciudad Juárez, alertó que las nuevas condiciones no solo ponen en peligro la integridad física de los migrantes, sino que también los exponen a consecuencias jurídicas sin estar informados.
“Se están viendo más obstáculos y una mayor vigilancia por parte de patrullas fronterizas, militares estadounidenses y también de la Guardia Nacional de México”, afirmó Fierro, quien trabaja diariamente con migrantes en tránsito. Según relató, muchos de ellos se ven obligados a recurrir a traficantes de personas para cruzar la frontera, aumentando el riesgo de ser víctimas de delitos o sufrir detenciones.
El líder religioso subrayó que muchos migrantes desconocen que podrían enfrentar procesos penales por cruzar zonas ahora consideradas militares. “No saben exactamente lo que están violando; sin embargo, se les va a aplicar la ley, y eso puede significar prisión”, advirtió.
Además del riesgo inmediato, Fierro alertó que estas medidas están provocando desplazamientos hacia otros puntos fronterizos menos vigilados, expandiendo el fenómeno migratorio y las redes de tráfico a nuevas regiones del país.
“Esto complica aún más la situación en la frontera norte. Cada paso nuevo implica un reto, tanto para los migrantes como para las autoridades locales”, explicó.
El endurecimiento de las políticas en la franja fronteriza coincide con la movilización de al menos 10 mil elementos de la Guardia Nacional mexicana, en respuesta a un acuerdo bilateral para frenar los flujos de personas y el narcotráfico, y evitar así nuevos aranceles comerciales impuestos por el gobierno estadounidense. Mientras tanto, en la frontera sur continúan los operativos para detener a migrantes sin documentos.