Eric Clapton regresó a México después de 23 años de ausencia
El legendario músico británico, conocido por su virtuosismo en la guitarra y su estilo único, cautivó a los fanáticos con un repertorio que incluyó algunos de sus mayores éxitos, así como temas de su reciente álbum, The Lady in the Balcony: Lockdown Sessions.
Eric Clapton hizo un regreso triunfal a la Ciudad de México el 3 de octubre, después de 23 años, ofreciendo un espectáculo memorable ante 33,000 fanáticos en el Estadio GNP Seguros. Su presencia en el escenario fue un recordatorio poderoso de su legado en la música y su influencia a lo largo de más de seis décadas en la industria.
El concierto comenzó con “Sunshine of Your Love”, un clásico de su época con Cream, que resonó con fuerza, transportando a los asistentes a la segunda mitad de los años 60. La energía en el estadio era palpable, no solo entre los contemporáneos de Clapton, sino también entre las nuevas generaciones que habían venido acompañando a sus padres o abuelos, todos unidos por el amor al rock, blues y jazz.
Clapton, a sus 79 años, lucía un look distintivo con su chamarra de piel negra, bufanda y gorra del mismo color, dejando claro que no tiene intención de alejarse de los escenarios. Su actuación fue sobria y directa, sin grandes anuncios o artificios, solo él, su guitarra y su banda. La simplicidad de su presentación permitió que su música hablara por sí misma, llevando al público a un viaje a través de su rica historia musical.
El evento fue un testimonio de la perdurabilidad de Clapton y su habilidad para conectar con diversas generaciones, reafirmando su estatus como uno de los grandes maestros de la guitarra y la música en general. Fue una noche que celebró no solo su trayectoria, sino también el impacto duradero que ha tenido en la cultura musical mundial.
El momento más emotivo del concierto llegó con las primeras notas de “Tears In Heaven”, cuando el Estadio GNP Seguros se iluminó con la luz de miles de celulares, creando un ambiente casi mágico. Esta canción, una de las más emblemáticas de Eric Clapton, es conocida por su profundo significado personal, ya que está dedicada a su hijo Conor, quien falleció trágicamente a la edad de cuatro años en 1991.
La conexión entre Clapton y su audiencia se intensificó mientras interpretaba este tema, que evoca una mezcla de belleza y tristeza. La letra refleja el dolor de la pérdida y el anhelo de momentos compartidos, lo que hizo que muchos en el público se sintieran profundamente tocados.
A medida que Clapton tocaba, se podía sentir la energía del estadio cambiar; un silencio reverente se apoderó del lugar mientras todos escuchaban atentamente. Era un tributo a un amor perdido, y la vulnerabilidad de Clapton en esa interpretación resonó con todos los presentes, quienes compartieron un momento de reflexión y respeto.