Estados Unidos impone nuevas sanciones a empresas chinas
El gobierno de Estados Unidos anunció este miércoles un nuevo paquete de sanciones económicas dirigido a más de 300 entidades e individuos en distintos países, incluyendo varias empresas con sede en China, acusadas de colaborar con el desarrollo militar de Rusia en el contexto de la guerra en Ucrania. Las sanciones forman parte de un esfuerzo coordinado para interrumpir las cadenas de suministro que apoyan las capacidades bélicas del Kremlin.
Entre las empresas chinas sancionadas se encuentran firmas tecnológicas, proveedoras de componentes electrónicos y fabricantes de equipos industriales que, según el Departamento del Tesoro estadounidense, han facilitado el envío de materiales duales —con posible uso civil y militar a entidades rusas vinculadas con la industria de defensa. Se señala que algunos de estos productos han sido rastreados en sistemas de armas utilizados en el frente de combate.
Las sanciones incluyen la congelación de activos en territorio estadounidense, la prohibición de realizar transacciones con entidades estadounidenses y la inclusión en la lista de restricciones comerciales. Washington también ha advertido a otras empresas internacionales sobre el riesgo de ser sancionadas si mantienen vínculos con intermediarios o compañías fachada asociadas con el gobierno ruso.
Funcionarios del Tesoro afirman que el paquete sancionador busca cerrar brechas en el sistema internacional de control de exportaciones, ya que Moscú ha logrado eludir restricciones previas mediante el uso de redes comerciales complejas que atraviesan terceros países. En este sentido, China ha sido identificada como una de las principales rutas de reabastecimiento de componentes críticos para la industria militar rusa.
El gobierno chino ha rechazado en otras ocasiones las acusaciones de cooperación militar indirecta con Rusia, insistiendo en que su comercio con Moscú es de carácter legal y no viola las sanciones internacionales. Sin embargo, Washington sostiene que algunas empresas privadas están operando fuera del control del Estado chino o con su consentimiento implícito.
Esta nueva medida se enmarca en la estrategia más amplia de Estados Unidos y sus aliados para debilitar la capacidad bélica de Rusia sin escalar directamente el conflicto. En paralelo, se están intensificando los esfuerzos diplomáticos para presionar a países como Turquía, Emiratos Árabes Unidos y Kazajistán a que refuercen sus controles de exportación hacia Rusia.
Las sanciones llegan en un momento clave, cuando Ucrania continúa demandando más apoyo militar occidental, y Estados Unidos busca frenar el acceso ruso a tecnología de precisión, inteligencia artificial, chips y componentes electrónicos importados que alimentan su maquinaria de guerra.