Europa, Francia y Alemania lanzaron una enérgica condena contra el Gobierno de Donald Trump tras la imposición de restricciones de visa a cinco ciudadanos europeos, entre ellos el excomisario Thierry Breton. Bruselas advirtió que responderá de manera “rápida y decidida” ante lo que calificó como medidas injustificadas.
La Casa Blanca justifica las sanciones acusando a los afectados de promover la “censura” y de atacar a gigantes tecnológicos estadounidenses mediante la Ley de Servicios Digitales (DSA). Washington sostiene que la normativa europea impone restricciones “indebidas” a la libertad de expresión bajo el argumento de combatir el odio y la desinformación.
Además de Breton, principal artífice de la regulación tecnológica en la UE, las prohibiciones afectan a:
Imran Ahmed: Center for Countering Digital Hate.
Anna-Lena von Hodenberg y Josephine Ballon: De la ONG alemana HateAid.
Clare Melford: Global Disinformation Index.
Defendió su derecho a regular la actividad económica y proteger la seguridad en línea, calificando la acción de EE. UU. como un ataque a su autonomía reglamentaria.
El presidente francés tildó las medidas de “intimidación y coerción” destinadas a socavar la soberanía digital del continente. El propietario de X, quien ha mantenido roces públicos con Breton (llamándolo “el tirano de Europa”), ha respaldado la postura de Washington, especialmente tras la reciente multa de 120 millones de euros impuesta a su plataforma.
Este choque de visiones sobre la libertad de expresión y la regulación de Internet marca un nuevo punto bajo en las relaciones transatlánticas, sumándose a las diferencias ya existentes en comercio, defensa y política exterior.
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