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Genaro García Luna trasladado al penal de máxima seguridad ADX Florence, junto con “El Chapo” y terroristas

El exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón ha sido trasladado recientemente al penal federal ADX Florence, en Colorado, conocido como el “Alcatraz de las Montañas Rocosas”, donde se encuentran algunos de los criminales más peligrosos del mundo.

García Luna, de 56 años, cumplía una condena de 38 años y cuatro meses por cargos de narcotráfico, delincuencia organizada y recibir sobornos del Cártel de Sinaloa. Su sentencia fue dictada en octubre de 2024, y su liberación está prevista hasta junio de 2052. Hasta hace pocas semanas se encontraba en una prisión de alta seguridad en Virginia y previamente en una instalación federal en Oklahoma.

El cambio responde a una decisión de las autoridades estadounidenses para trasladarlo a una instalación ultra segura y aislada, posiblemente en respuesta a razones de seguridad, control institucional o presiones para que colabore en investigaciones en curso. En ADX Florence, los internos permanecen en celdas individuales con apenas una hora al día fuera de su celda, aislamiento de sonido, contacto humano mínimo y una llamada mensual, en un entorno diseñado para prevenir fugas o coordinación entre presos.

En este centro penitenciario, García Luna compartirá espacio (aunque no celda) con figuras como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Alfredo Beltrán Leyva, y terroristas como Zacarías Moussaoui y Dzhokhar Tsarnaev, entre otros. Todos enfrentan condiciones extremadamente rigurosas: alrededor de 23 horas diarias en confinamiento, mínimo contacto humano y vigilancia constante. El complejo está considerado el más seguro de Estados Unidos, sin registros de fugas desde su apertura en 1994.

Su defensa había manifestado su preocupación por el impacto que un entorno tan hostil podría tener en el derecho a la defensa y en la gestión de recursos legales como la apelación de su condena. Sin embargo, las autoridades federales confirmaron el traslado para garantizar la seguridad institucional y del propio interno.

Este movimiento marca un punto crucial en el caso de García Luna, reflejando la severidad con la que se aborda su situación penal y las implicaciones del mismo en términos de inteligencia, negociaciones legales y procedimientos jurídicos en curso.