La Arena México, la catedral de la Lucha Libre, se vistió de gala para presenciar un momento agridulce e histórico: la despedida del Hijo del Santo de los cuadriláteros. En lo que él mismo calificó como el cierre de su ciclo, el heredero de la Leyenda de Plata protagonizó una noche épica y emotiva ante un público totalmente entregado.
Tras décadas de honrar el legado de su padre y llevar la mítica máscara plateada a rincones de todo el mundo, el ídolo mexicano colgó sus botas, no sin antes ofrecer una última cátedra de técnica y pasión.
Un Adiós Lleno de Emoción y Leyendas
El evento fue una celebración de la rica historia de la Lucha Libre Mexicana. La función contó con la participación de figuras icónicas que compartieron el ring con el Hijo del Santo a lo largo de su carrera, elevando la calidad y el sentimiento de la contienda estelar. El ambiente estuvo cargado de nostalgia y respeto por uno de los últimos grandes ídolos en activo.
Al finalizar la lucha, y tras recibir una ovación de varios minutos, el Hijo del Santo dirigió unas palabras a su público. Agradeció el apoyo incondicional y aseguró que, si bien dice adiós a los cuadriláteros como luchador profesional, el legado de la máscara de plata y su compromiso con la tradición de la lucha libre continuarán por otros caminos. Con su retiro, se cierra un capítulo fundamental en la historia del pancracio nacional.
