Incendios han devastado 10.1 millones de hectáreas en Bolivia
La Fundación Tierra publicó un informe alarmante que estima que más de 10.1 millones de hectáreas han sido devastadas por incendios forestales en Bolivia, calificando la situación como un desastre sin precedentes. Según la organización, el impacto de los incendios ha alcanzado magnitudes “nunca antes vistas”, afectando principalmente los departamentos de Santa Cruz y Beni.
Juan Pablo Chumacero, director de la Fundación Tierra, subrayó la urgencia de realizar un cambio radical en la gestión de tierras y bosques en Bolivia. “No podemos llegar a junio de 2025 en las mismas condiciones”, afirmó, destacando la necesidad de un pacto social entre todos los actores para desarrollar un nuevo marco normativo y políticas públicas que protejan lo que queda de los bosques.
El informe, basado en imágenes satelitales proporcionadas por la Agencia Espacial Europea y la NASA, detalla que del total de hectáreas devastadas, el 68% corresponde al departamento de Santa Cruz y el 29% a Beni. Aproximadamente 5.8 millones de hectáreas afectadas pertenecen a áreas de bosque (58%), mientras que 4.2 millones corresponden a pastizales (42%).
El impacto ha sido más grave en agosto y septiembre, cuando se quemaron 3.4 y 4.6 millones de hectáreas, respectivamente. La fundación también reveló que los incendios han afectado tierras comunitarias de origen, áreas protegidas, empresas, tierras fiscales y propiedades privadas.
La principal causa de estos incendios son las quemas o “chaqueos”, una práctica utilizada para habilitar tierras agrícolas y ganaderas, así como para expandir la frontera agrícola. Aunque el gobierno de Bolivia ha declarado “desastre nacional” y ha recibido apoyo internacional para combatir el fuego, aún no se han proporcionado cifras oficiales sobre la magnitud total del desastre.
Países como España, Brasil, Chile, Francia y Canadá han enviado ayuda en forma de bomberos, expertos y equipos especializados para enfrentar la emergencia, mientras el país sigue esperando que la temporada de lluvias mitigue los efectos devastadores de los incendios.