Intel arranca la producción de procesadores de 1.8 nanómetros y marca un nuevo estándar en la industria
Intel confirmó esta semana el inicio de la producción en volumen de chips de 1.8 nanómetros, en su planta de Oregón, Estados Unidos. Este avance coloca a la compañía nuevamente en la carrera por liderar la industria de semiconductores, tras años de competencia cerrada con TSMC y Samsung.
La nueva tecnología, denominada internamente como “Intel 18A”, permite fabricar transistores más pequeños y eficientes, lo que se traduce en mayor rendimiento con menor consumo energético. De acuerdo con la empresa, estos chips están especialmente diseñados para inteligencia artificial, centros de datos y dispositivos móviles de próxima generación.
Uno de los cambios clave está en la implementación de la arquitectura RibbonFET, un tipo de transistor que sustituye al tradicional FinFET y que ofrece un control eléctrico más preciso. Además, se incorpora PowerVia, una tecnología de entrega de energía desde la parte posterior del chip, que reduce la resistencia y mejora la eficiencia.
Intel anunció que varios clientes, entre ellos grandes compañías tecnológicas y de telecomunicaciones, ya han reservado los primeros lotes de estos procesadores. Se espera que los chips de 1.8 nanómetros lleguen al mercado en productos comerciales durante 2026, pero los primeros envíos para pruebas ya están en curso.
Con este anuncio, la empresa busca recuperar el terreno perdido frente a TSMC, que domina actualmente la producción de chips de 3 y 2 nanómetros. La apuesta de Intel también coincide con las políticas de Estados Unidos de reforzar su independencia tecnológica, reduciendo la dependencia de Asia en la fabricación de semiconductores.
Los analistas consideran que este logro es un paso clave no solo para la industria de computadoras personales, sino también para vehículos autónomos, inteligencia artificial avanzada y dispositivos móviles, que demandan cada vez más capacidad de procesamiento sin sacrificar energía.
Con el arranque de esta producción, Intel manda un mensaje claro: su objetivo es volver a ser referente mundial en el diseño y fabricación de los procesadores más avanzados del planeta.