La amenaza de deportaciones “masivas” de Trump no detiene a los migrantes que siguen trabajando para sobrevivir
A pesar de la amenaza de deportaciones masivas emitida por el presidente Donald Trump, los migrantes indocumentados en Estados Unidos continúan enfrentándose a la realidad de la incertidumbre y el riesgo, sin abandonar la necesidad de trabajar para mantener a sus familias y cubrir sus gastos.
En un estacionamiento al norte de Washington, D.C., hombres como Raúl, un guatemalteco de 62 años que ha vivido más de dos décadas en EE. UU., buscan trabajos informales como pintores de casas, ayudantes en mudanzas o jardineros. A pesar del clima de temor, Raúl señala que sigue trabajando porque “si no te arriesgas, no sales adelante con la renta, los servicios”. Los precios de los alquileres han subido, y el dinero ya no alcanza, por lo que la necesidad es más urgente que el miedo a ser detenido y deportado.
Raúl forma parte de un 80% de migrantes que llevan más de 10 años en Estados Unidos y que, como él, han aprendido a vivir con la constante incertidumbre de saber que, en cualquier momento, podrían ser arrestados y deportados. Para Raúl, la deportación significaría un “doble sufrimiento”, pues aunque las condiciones en su país natal son difíciles, en EE. UU. ha logrado enviar dinero a sus hermanos y vivir un poco más tranquilo.
Por otro lado, Carlos Tejada, quien lleva 33 años en el país, ha superado el miedo a las autoridades migratorias, luego de haber sido deportado una vez en los 90. A sus 60 años, y con una familia formada en EE. UU., se muestra dispuesto a enfrentarse a las autoridades. “A las buenas no me quiero ir”, señala, agregando que “si me agarra un agente de migración, hasta la mano le voy a dar; no quiero andar escondido”. A lo largo de los años, ha trabajado en construcción, una industria donde los migrantes indocumentados están sobrerrepresentados.
Mientras tanto, Martina Salas, con 55 años y 24 años en EE. UU., sigue luchando en la industria de la hostelería. Aunque ya se ha resignado a su suerte, comenta que tiene miedo únicamente de “Dios”. A pesar de los retos, sigue trabajando en restaurantes, un oficio que le apasiona. En la primera presidencia de Trump, cuando su hijo pequeño estaba en casa, Martina sentía un temor profundo. Ahora, ha preparado a su hijo para que sepa qué hacer en caso de que ella sea detenida.
Los migrantes indocumentados, que constituyen una parte esencial de sectores como la construcción, la agricultura y la hostelería, se mantienen en su lucha diaria por sobrevivir en medio de una administración que promete expulsarlos. Aunque la posibilidad de deportación les genera ansiedad, su necesidad económica y el deseo de mantener a sus familias les dan fuerzas para seguir trabajando, a pesar de los riesgos.