Un reciente estudio clínico ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre los beneficios del veganismo, pero esta vez con un hallazgo que desafía la creencia popular de que la ausencia de carne es el único factor determinante. La investigación sugiere que, si bien las personas que siguen una dieta basada estrictamente en plantas suelen mostrar indicadores de una edad biológica menor a su edad cronológica, el verdadero motor de este rejuvenecimiento celular no reside exclusivamente en los vegetales, sino en un fenómeno metabólico conocido como restricción calórica involuntaria.
El análisis de biomarcadores y relojes epigenéticos en un grupo de voluntarios reveló que los participantes veganos presentaban una menor inflamación sistémica y una mejor reparación del ADN. Sin embargo, al cruzar estos datos con la ingesta diaria de energía, los científicos notaron que los veganos tienden a consumir, de forma natural, una menor densidad calórica por cada gramo de comida ingerida. Al eliminar productos de origen animal, que suelen ser más densos en grasas saturadas, el cuerpo entra en un estado de ligera restricción calórica que activa las sirtuinas, unas proteínas vinculadas directamente con la longevidad y la protección celular.
Esta clave oculta explica por qué no todos los veganos experimentan los mismos beneficios. Aquellos que basan su alimentación en productos procesados, conocidos como “comida chatarra vegana”, no muestran la misma juventud biológica que quienes consumen alimentos integrales. La restricción calórica moderada, derivada del alto contenido de fibra y agua de las frutas y legumbres, induce un proceso de autofagia, donde las células se limpian a sí mismas de componentes dañados. Es este proceso de “limpieza interna”, y no solo la exclusión de la proteína animal, lo que ralentiza el reloj biológico de los órganos vitales.
En conclusión, la dieta vegana actúa como un vehículo sumamente eficaz para alcanzar un estado metabólico óptimo, pero el beneficio real proviene de la calidad nutricional y el balance energético. Los expertos recalcan que el rejuvenecimiento biológico es posible en diversos modelos de alimentación, siempre que se priorice la densidad de nutrientes sobre la cantidad de calorías. Este hallazgo abre una nueva vía para entender la nutrición, sugiriendo que el secreto de la eterna juventud no está en lo que quitamos del plato, sino en cómo lo que comemos influye en el comportamiento de nuestras células a largo plazo.




