El organismo rector del fútbol mundial, encabezado por Gianni Infantino, se encuentra bajo el escrutinio público tras revelarse la proporción real de las ganancias que se distribuirán entre las selecciones participantes en el Mundial 2026. A pesar de que la FIFA anunció con orgullo un fondo histórico de 727 millones de dólares para premios y gastos de preparación, esta cifra representa solamente poco más del 5% de los 13,000 millones de dólares que el organismo proyecta recaudar durante el ciclo comercial actual.
Esta disparidad financiera ha generado críticas entre diversos sectores del deporte, especialmente porque el torneo ha sido expandido a 48 selecciones, lo que implica un incremento masivo en la venta de boletos, derechos de transmisión y patrocinios. Mientras la FIFA celebra un aumento del 50% en la bolsa de premios respecto a la edición de Qatar 2022, las proyecciones de ingresos netos para la institución casi se han duplicado, dejando una brecha considerable entre la riqueza generada y la compensación a los protagonistas del torneo.
El desglose aprobado recientemente por el Consejo de la FIFA establece que la selección campeona recibirá 50 millones de dólares, una cifra récord para la competición. Sin embargo, analistas deportivos y diversas voces del medio han señalado que este monto palidece frente a los ingresos que obtendrá el organismo por concepto de comercialización en las sedes de México, Estados Unidos y Canadá. El contraste es aún más marcado cuando se compara con otros eventos, como el Mundial de Clubes 2025, que repartió una bolsa de mil millones de dólares.
Además de la distribución de premios, la FIFA ha sido señalada por la opacidad en el manejo de los costos operativos y el impacto económico en las ciudades anfitrionas. Mientras el organismo centraliza la mayor parte de las ganancias publicitarias y de taquilla, los gobiernos locales de las 16 sedes asumen gastos millonarios en infraestructura y seguridad. Esta estructura ha llevado a cuestionar si el modelo de “mundial social” que se ha promovido podrá sostenerse ante una repartición tan desigual de los beneficios económicos.
Por ahora, las federaciones participantes recibirán al menos 10.5 millones de dólares solo por participar en la fase de grupos, un monto que busca calmar las exigencias de las naciones con menor presupuesto. No obstante, el debate sobre el uso del capital restante, que se queda en las arcas de la FIFA para “desarrollo global”, continúa siendo un punto de tensión en la previa de la cita mundialista más lucrativa de la historia.
