Nuevos hallazgos: proteínas en sangre podrían señalar Alzheimer antes de los primeros síntomas
Un grupo de investigadores está usando pruebas de sangre para identificar indicios del deterioro cognitivo varios años antes de que aparezcan los síntomas del Alzheimer. Se focalizan en dos proteínas: NfL (neurofilamento ligero) y GFAP (proteína ácida fibrilar glial), las cuales están asociadas con daño neuronal y actividad de células de soporte en el cerebro, respectivamente.
En un estudio reciente con adultos mayores hispanos‑americanos, se midieron los niveles de estas proteínas en la sangre al inicio del seguimiento, y luego se hicieron evaluaciones cognitivas anualmente durante varios años. Se encontró que quienes tenían niveles más altos de GFAP o NfL al comienzo tendían a mostrar un deterioro cognitivo más acelerado. En particular, GFAP se destacó como un indicador fuerte de riesgo para desarrollar demencia en el futuro, incluso en personas que al inicio no mostraban síntomas de Alzheimer.
Otro estudio con personas cognitivamente sanas demostró que GFAP elevado ya puede observarse 10‑15 años antes de que se diagnostique la enfermedad. Es decir, esta proteína podría alertar con bastante antelación, lo que permitiría empezar intervenciones o seguir de cerca cambios cerebrales antes de que la enfermedad avance demasiado.
Además, estos biomarcadores no solo se relacionan con pruebas de memoria, sino también con volúmenes cerebrales observados en imágenes por resonancia magnética: quienes tienen niveles altos de GFAP presentan mayores pérdidas de materia gris en zonas clave del cerebro con el paso del tiempo; también se ha visto que GFAP se relaciona con aumentos en los ventrículos cerebrales, regiones donde normalmente se acumula líquido cuando el cerebro se atrofia.
A pesar de los resultados prometedores, los científicos advierten que estos marcadores no son un diagnóstico definitivo por sí solos. NfL tiende a reflejar daño general en las neuronas, mientras que GFAP señala alteraciones en las células gliales, que son células de soporte del cerebro. Por ello, usar solo una de estas proteínas podría generar falsos positivos. Lo ideal es combinarlas con otros indicadores, imágenes cerebrales, evaluaciones cognitivas regulares, antecedentes familiares y otros factores de riesgo.
Lo más importante es que estos hallazgos podrían cambiar la forma en que se maneja el Alzheimer: en lugar de esperar a que los primeros síntomas aparezcan, podría considerarse un enfoque preventivo, con seguimiento de biomarcadores, cambios en el estilo de vida, terapias tempranas y diagnóstico precoz. Esto abriría una ventana para detener o ralentizar el avance de la enfermedad antes de que cause pérdidas irreversibles.