PAN y Movimiento Ciudadano analizan alianza nacional rumbo a 2027 tras resultados en Durango y Veracruz
Tras las elecciones locales de 2025 y los recientes resultados en estados clave como Durango y Veracruz, las dirigencias nacionales del Partido Acción Nacional (PAN) y Movimiento Ciudadano (MC) han iniciado conversaciones preliminares para explorar la posibilidad de una alianza rumbo a los comicios intermedios de 2027. Esta propuesta busca construir una alternativa opositora sólida frente al dominio electoral de Morena y sus aliados, que se ha extendido a la mayoría de las gubernaturas y al Congreso.
Los acercamientos entre ambos partidos han sido discretos, pero confirmados por integrantes de ambas dirigencias. La iniciativa surgió tras el análisis de los resultados en Durango, donde el PAN mantuvo fuerza en zonas urbanas pero no logró conservar el control estatal, y en Veracruz, donde Movimiento Ciudadano obtuvo un avance significativo, especialmente entre el electorado joven y urbano.
La propuesta de coalición, aún en etapa de diagnóstico, se perfila como una posible vía para articular una nueva narrativa de oposición ciudadana, moderna y regionalmente diferenciada. La idea central es evitar los errores de las alianzas anteriores como Va por México que fueron vistas como un pacto meramente electoral y no programático.
Dirigentes panistas han señalado que el PAN no puede enfrentar en solitario el proceso de recomposición política que se avecina, y que la inclusión de MC podría dar un perfil más fresco y urbano al proyecto opositor. A su vez, líderes emecistas han mostrado disposición a discutir una agenda conjunta, siempre y cuando se respeten principios de autonomía política y perfiles ciudadanos en las candidaturas.
No obstante, persisten diferencias importantes que podrían obstaculizar un acuerdo. Por un lado, una parte de la militancia de MC se opone a aliarse con partidos tradicionales, mientras que sectores del PAN consideran que una alianza podría diluir su identidad ideológica. Además, ambos partidos tienen aspiraciones presidenciales para 2030, lo que complica cualquier pacto de largo plazo.
Los próximos meses serán clave para definir si esta posible alianza se concreta o se limita a acuerdos locales. Se prevé que en octubre se lleve a cabo una primera cumbre entre coordinadores estatales de ambos partidos, donde se discutirá una hoja de ruta común y posibles candidaturas compartidas en municipios estratégicos.
En tanto, el PRI ha quedado al margen de estas conversaciones, lo que alimenta la especulación sobre una fragmentación definitiva de la alianza opositora tradicional. Analistas señalan que el camino hacia 2027 será decisivo no solo para los partidos de oposición, sino para la configuración del mapa político nacional en la segunda mitad del sexenio.