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Panaderos celebran lluvia con incremento en ventas

Aumento de hasta el 50 por ciento en la venta registraron panaderías locales durante los días de lluvia, un repunte que fue recibido con entusiasmo por quienes se dedican a este oficio tradicional en Guaymas.


Juan Torres, vendedor de pan, explicó que cada vez que se pronostican precipitaciones incrementan su producción, pues saben que el clima invita a los guaymenses a consumir más pan dulce acompañado de café o chocolate.
Comentó que el jueves por la mañana fue el mejor momento de la semana, porque su producto se terminó dos horas antes de lo previsto, algo que pocas veces ocurre en condiciones normales.
Detalló que también el martes, con el arranque de las lluvias, tuvo un repunte importante en ventas y que el viernes por la tarde continuaba el flujo de clientes en niveles más altos de lo habitual.
El comerciante relató que entre los productos más buscados están las donas y el pan Virginia, además de los clásicos como conchas, cuernitos y leños, que rápidamente desaparecieron de las charolas.
“Cuando llueve, la gente sale o manda a alguien a la tienda por pan, y uno se da cuenta porque de repente no hay suficiente para todos”, dijo mientras acomodaba una nueva tanda en su estante.


Otras panaderías de la ciudad también reportaron un aumento similar en la demanda.
Los encargados señalaron que tuvieron que programar horneadas adicionales para responder al apetito de los consumidores, quienes relacionan el clima fresco y húmedo con el antojo de pan recién hecho.
Algunos propietarios coincidieron en que la lluvia representa una oportunidad para recuperar ventas en medio de semanas complicadas por el calor extremo, que suele reducir el consumo de pan dulce.
“En verano, la gente se inclina más por productos fríos, pero apenas empieza a llover y se disparan las ventas”, señaló don Leonardo, panadero del sector norte.
Este comportamiento, explicó, se repite cada temporada de lluvias: las familias acostumbran acompañar las tardes nubladas con pan y bebidas calientes, lo que fortalece la tradición del consumo local.
Para los panaderos, representa también un incentivo moral, pues ver que su trabajo tiene más salida les permite invertir en mejor producción y mantener la estabilidad de sus negocios.
En lo que va de la temporada, las lluvias han dejado además beneficios indirectos a estos pequeños comercios, que esperan que septiembre continúe con más días de venta abundante.
Mientras tanto, aseguran que seguirán trabajando con turnos extendidos para garantizar que la comunidad no se quede sin su pan favorito.