Peligros para la salud asociados al consumo de vape
El uso de dispositivos de vapeo, conocidos comúnmente como vapeadores o “vapes”, se ha popularizado en los últimos años como una alternativa al cigarro tradicional. Sin embargo, expertos en salud advierten que su consumo no está exento de riesgos y puede tener serias consecuencias para la salud.
Los vapeadores funcionan calentando líquidos que contienen nicotina, saborizantes y otros compuestos químicos para crear un aerosol que el usuario inhala. Este proceso puede liberar sustancias tóxicas, incluyendo metales pesados como plomo y níquel, que provienen de las resistencias internas y de los componentes del líquido.
Diversos estudios han vinculado el vapeo con problemas respiratorios, ya que el inhalar estas sustancias irrita y daña las vías respiratorias y el tejido pulmonar. Se han reportado casos de enfermedades pulmonares graves relacionadas con el uso de vapeadores, caracterizadas por dificultad para respirar, tos persistente y dolor en el pecho.
Además, el consumo de vape implica riesgos cardiovasculares, ya que puede aumentar la presión arterial y causar daño a los vasos sanguíneos, elevando la probabilidad de eventos como infartos y derrames cerebrales.
La nicotina contenida en la mayoría de los líquidos para vapeo también genera adicción y afecta especialmente a adolescentes y jóvenes, cuyo desarrollo cerebral puede verse comprometido. La exposición temprana a la nicotina puede alterar funciones cognitivas y aumentar la probabilidad de consumir otras sustancias.
Los especialistas también señalan que el vapeo puede afectar la salud oral, produciendo inflamación de las encías, caries y alteraciones en la microbiota bucal, así como debilitar el sistema inmunológico, lo que hace a los usuarios más susceptibles a infecciones respiratorias.
Aunque el vapeo es a menudo promovido como una alternativa menos dañina que fumar cigarrillos, las evidencias científicas actuales indican que sus riesgos para la salud son significativos y aún no se comprenden completamente sus efectos a largo plazo.
Por ello, autoridades sanitarias y expertos recomiendan precaución y desalientan su uso, especialmente entre jóvenes y personas con condiciones de salud preexistentes.