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Perritos callejeros reciben ayuda de Bomberos de Nogales

Nogales, Sonora.- Cada día, desde las primeras horas de la mañana, una decena de “lomitos” en situación de calle rondan impacientes por la banqueta frente a la estación número 1 del Heroico Cuerpo de Bomberos de Nogales, ubicada en la calle Obregón, en pleno Centro de la ciudad.

La razón de esta puntual congregación es la presencia de contenedores con croquetas y agua, colocados por los voluntarios de la estación para alimentar a los perritos callejeros. Los dispensadores, adheridos a un poste sobre la acera frontal de la institución, son un gesto de compasión hacia los animales que deambulan por las calles de Nogales.

Perla Esmeralda Valencia Castro y Francisco Adrián Fragoso Navarro, voluntarios del cuerpo de bomberos y principales promotores de esta iniciativa, compartieron con humor que los perros son “clientes” puntuales y nada exigentes.

“Tenemos muy buena ‘clientela’ y son buenos consumidores, además de ser muy puntuales. Desde tempranito, hay veces que a las seis de la mañana ya están ‘tocando’ (rasgando con sus patitas y uñitas) la puerta de entrada que es de vidrio y, quien esté de guardia, tiene que salir a surtir los contenedores,” comentó Perla Esmeralda.

A veces, los bomberos permiten que los perros se refugien dentro de la estación durante la lluvia o el intenso calor, abriendo las puertas donde se guardan las máquinas para que los animales no se expongan a peligros en la calle.

“Desafortunadamente, hay mucho perro callejero en la ciudad. Mis compañeros y yo, quienes somos empáticos con el amor hacia esos ‘peluditos’, aportamos nuestro granito de arena atendiéndolos diariamente, comprándoles croquetas y dándoles agua limpia,” añadió Perla Esmeralda.

Francisco Adrián añadió que mantienen el área de alimentación siempre bien sanitizada con agua, jabón y cloro dos veces al día, para evitar molestias a los transeúntes y mantener la banqueta limpia de malos olores o restos de croquetas.

La iniciativa de ayudar a estos animales nació al verlos constantemente pasar con la lengua fuera de sed mientras los bomberos observaban desde el interior. Así, surgió la idea de poner un bote con agua y luego con comida, incrementando la “clientela” de manera significativa.

Aunque los voluntarios se cooperan para la compra de croquetas y material sanitizador, también reciben apoyo de personas altruistas que, al conocer su labor, contribuyen con costales de alimento. Una niña en particular, mencionada por Perla Esmeralda, llega todos los días con una botellita de agua para llenar el dispensador, un gesto que enternece a los bomberos.