En una maniobra desesperada, la tripulación del petrolero Bella 1 pintó una bandera rusa en su casco para intentar evadir la persecución de la Guardia Costera de EE. UU. en el Caribe.
El buque, de bandera panameña y vinculado a redes de crudo sancionado de Irán y Venezuela, se encontraba bajo una orden judicial de incautación. Según reportó The New York Times, tras cambiar su apariencia, el navío viró hacia el noroeste, posiblemente rumbo a Groenlandia o Islandia, reclamando ahora protección de Moscú.
Este incidente ocurre bajo la política de “bloqueo total” impuesta por Donald Trump contra buques de la “flota fantasma” venezolana, en un año marcado por un despliegue militar estadounidense sin precedentes en la región.
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