Publican estudio sobre los daños cerebrales provocados por la contaminación del aire
Un estudio internacional publicado en las últimas horas reveló que la exposición prolongada a la contaminación atmosférica no solo afecta los pulmones y el sistema cardiovascular, sino que también ocasiona daños en el cerebro, acelerando el deterioro cognitivo. La investigación se realizó en varias ciudades con altos niveles de contaminación y analizó a miles de personas durante un periodo de varios años.
Los resultados muestran que las partículas contaminantes más finas, conocidas como PM2.5, tienen la capacidad de penetrar en el sistema respiratorio, pasar al torrente sanguíneo y llegar al cerebro. Una vez allí, generan inflamación y alteran procesos neurológicos vinculados a la memoria, la concentración y la capacidad de aprendizaje.
Los investigadores señalaron que las imágenes cerebrales tomadas a los participantes evidenciaron cambios estructurales en áreas relacionadas con la cognición, incluso en personas jóvenes y sanas. Estos hallazgos confirman lo que antes se sospechaba: que el aire contaminado es un factor de riesgo para enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson.
El estudio también encontró que los efectos son más graves en poblaciones vulnerables, como niños, adultos mayores y personas con padecimientos crónicos. En zonas urbanas con tráfico intenso, los niveles de deterioro cognitivo resultaron significativamente más altos en comparación con áreas rurales con menor contaminación.
Los especialistas destacaron que este tipo de investigaciones refuerzan la necesidad de políticas públicas más estrictas para reducir la contaminación del aire en las grandes ciudades. Medidas como el control de emisiones vehiculares, el fomento del transporte eléctrico y el incremento de áreas verdes podrían tener un impacto directo en la salud neurológica de la población.
El hallazgo no solo tiene implicaciones médicas, sino también económicas y sociales. El aumento en los casos de deterioro cognitivo implica mayores gastos en salud pública, pérdida de productividad y afectaciones en la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.
Con estos resultados, los científicos insisten en que el aire limpio debe ser considerado un derecho básico y que combatir la contaminación no solo se trata de mejorar la calidad ambiental, sino también de proteger la salud cerebral y el bienestar de las futuras generaciones.