Rusia ofrece suministro de gas natural licuado a México en medio de tensiones geopolíticas
El gobierno de Rusia ha ofrecido a México un acuerdo para el suministro de gas natural licuado (GNL), junto con transferencia de tecnología energética, como parte de una estrategia más amplia para ampliar su presencia en mercados no tradicionales ante las sanciones occidentales. La propuesta fue presentada por representantes del Kremlin y la empresa estatal Gazprom durante un foro energético internacional celebrado en San Petersburgo.
De acuerdo con funcionarios rusos, la oferta incluye contratos de largo plazo para abastecer gas a precios competitivos, infraestructura para recepción y regasificación en puertos mexicanos, así como cooperación técnica en energías alternativas. El objetivo declarado es fortalecer la seguridad energética de México y diversificar sus fuentes de suministro.
Actualmente, México importa cerca del 70 % del gas que consume, en su mayoría proveniente de Estados Unidos a través de ductos transfronterizos. Sin embargo, las fluctuaciones de precios, el crecimiento del consumo industrial y las preocupaciones sobre dependencia estratégica han motivado al gobierno mexicano a explorar alternativas, incluidas las provenientes de Medio Oriente, Asia y ahora Rusia.
Expertos advierten que aceptar una oferta rusa podría implicar riesgos políticos y diplomáticos, especialmente con Estados Unidos y Canadá, socios del T-MEC. Washington mantiene sanciones amplias contra Rusia debido a la guerra en Ucrania, y ha presionado a gobiernos aliados para limitar sus vínculos económicos con Moscú. México, sin embargo, ha mantenido una postura neutral en foros internacionales, negándose a imponer sanciones unilaterales.
Desde el sector privado, algunas empresas mexicanas han mostrado interés en diversificar fuentes de gas, especialmente ante cuellos de botella en los ductos estadounidenses durante olas de frío o picos de demanda. No obstante, operadores logísticos advierten que el país carece actualmente de terminales de regasificación suficientes para procesar grandes volúmenes de GNL importado.
La propuesta rusa incluye asistencia financiera para construir al menos dos terminales de GNL en el Pacífico y el Golfo de México, con una inversión estimada de hasta 3,500 millones de dólares. A cambio, Moscú buscaría acuerdos a 20 años para garantizar salida a su gas, cuyo principal mercado, Europa, ha sido prácticamente cerrado.
Hasta el momento, el gobierno mexicano no ha confirmado si entablará negociaciones formales, pero funcionarios de la Secretaría de Energía han reconocido que el país explora opciones “multipolares” para reducir su vulnerabilidad en materia energética. Se espera que este tema sea discutido en el próximo encuentro bilateral México-Rusia previsto para agosto.
El ofrecimiento de Rusia llega en un momento crítico para la geopolítica del gas: la competencia entre proveedores globales se intensifica, mientras los países en desarrollo buscan asegurar energía barata, estable y libre de presiones geopolíticas. México se encuentra así en una encrucijada entre pragmatismo energético y alineamientos estratégicos.