En una sesión de emergencia convocada por el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia y China condenaron enérgicamente la reciente escalada de presión de la administración de Donald Trump contra Venezuela, calificando el bloqueo de buques petroleros como una violación a la soberanía internacional.
El embajador de Rusia ante la ONU, Vassily Nebenzia, advirtió que la intervención estadounidense busca el dominio absoluto del hemisferio occidental y podría servir como un “modelo de fuerza” contra otros países latinoamericanos. Por su parte, el representante de China, Sun Lei, instó a Washington a detener de inmediato las hostilidades para evitar una escalada irreversible.
En respuesta, el embajador estadounidense Mike Waltz reafirmó la postura de la Casa Blanca:
Reiteró que EE. UU. no reconoce a Nicolás Maduro como gobernante legítimo.
Designó a la administración de Maduro como una “organización terrorista extranjera” involucrada en el narcotráfico.
Confirmó que se utilizará todo el poderío para privar de recursos al Palacio de Miraflores.
El representante de Venezuela, Samuel Moncada, calificó la intercepción de buques por parte de la Guardia Costera estadounidense como un acto de “piratería” y una “guerra de saqueo”. Afirmó que Trump pretende “regresar el reloj de la historia 200 años” para convertir a Venezuela en una colonia estadounidense.
“No hay guerra en el Caribe… la amenaza no es Venezuela, sino el Gobierno de Estados Unidos”, sentenció Moncada ante el Consejo.
Desde Caracas, Nicolás Maduro aseguró que su gobierno recibió un “apoyo abrumador” en la sesión y celebró el respaldo de sus aliados al derecho de libre navegabilidad. Esto ocurre mientras la Guardia Costera de EE. UU. mantiene la persecución de tanqueros en el Caribe tras haber confiscado ya dos buques cargados con crudo venezolano en lo que va del mes.
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