La aventura de Sergio Ramos con el Club de Futbol Monterrey llegó a su fin tras la eliminación de Rayados en las semifinales del Apertura 2025 Sin embargo la corta pero intensa etapa del defensa español en la Liga MX sirvió para un propósito mucho más importante para el jugador de 39 años confirmar ante el mundo y ante sí mismo que sigue vigente y preparado para competir al más alto nivel
Ramos que arribó a México en febrero pasado con un contrato de un año demostró que su jerarquía y forma física están lejos de ser un recuerdo Disputó un total de 34 partidos en todas las competiciones y aportó ocho goles una cifra notable para un defensa central en cualquier liga Incluso se convirtió en el jugador más veterano en anotar en una Liguilla de la Liga MX con 39 años y 251 días Su liderazgo lo llevó a portar el gafete de capitán en Rayados y a ser una figura central en los duelos importantes
La Huella de un Actor Global
Aunque Ramos no pudo conseguir un título con Monterrey su impacto trascendió las estadísticas y los resultados El campeón del mundo en 2010 elevó la exposición internacional de Rayados y de toda la Liga MX atrayendo miradas de Estados Unidos y Europa Su fichaje se convirtió en un precedente para la llegada de otras figuras globales al fútbol mexicano
Más allá de los 34 partidos jugados y los 8 goles el directivo José Antonio Noriega confirmó que el propio jugador tomó la decisión inmediata de no renovar su contrato pues su deseo es continuar en otro club buscando un proyecto competitivo en la élite
Al despedirse de Monterrey Ramos ha enviado un mensaje contundente al mercado global A sus casi 40 años el español no busca un retiro dorado sino un proyecto donde pueda seguir siendo importante y competitivo Su paso por Rayados fue la demostración de que la pasión por la competencia sigue intacta y que el siguiente capítulo de su exitosa carrera podría escribirse en clubes europeos como el Manchester United o el Milan o incluso en la MLS con equipos como el Inter Miami que buscaría reunir a los excompañeros de Barcelona y Real Madrid
Monterrey fue la plataforma perfecta y la prueba superada que necesitaba el sevillano para demostrar que todavía tiene fútbol en sus botines y ambición en su espíritu
