Internacional

Transformar el avión de lujo que Qatar regaló a EE.UU. podría costar cientos de millones y tardar dos años

El Gobierno de Estados Unidos ha aceptado oficialmente el Boeing 747 regalado por Qatar, un gesto que ha desatado controversia en Washington debido a sus implicaciones en materia de seguridad nacional e influencia extranjera. La aeronave está destinada a ser utilizada como un nuevo Air Force One, pero su adecuación podría requerir una inversión de cientos de millones de dólares y al menos dos años de trabajo.

El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, informó este miércoles que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, aceptó el avión “de conformidad con todas las normas y reglamentos federales”. Agregó que el Departamento de Defensa trabajará en la incorporación de “medidas de seguridad adecuadas y los requisitos de la misión funcional” para un avión presidencial, aunque no ofreció más detalles.

La noticia del regalo catarí se filtró a mediados de mayo, y desde entonces ha generado una fuerte polémica. Si bien el presidente Donald Trump agradeció el gesto y lo calificó como una muestra de cooperación entre aliados, también reconoció las críticas: “Podría ser un estúpido y decir: ‘No, no queremos un avión gratis y carísimo’, pero me pareció un gran gesto”, escribió en su red social Truth Social. Aclaró además que el avión no es un regalo personal y prometió donarlo a su futura biblioteca presidencial cuando concluya su segundo mandato en 2029.

El primer ministro catarí, Mohamed bin Abdulrahmán, defendió la entrega como un acto “normal entre aliados” y negó cualquier intento de influir en la política estadounidense.

Sin embargo, versiones extraoficiales difundidas por CNN afirman que fue la propia administración de Trump quien se acercó primero a Doha para negociar el traspaso del avión, lo que añade complejidad al debate.

Preocupaciones constitucionales y de seguridad

El gesto ha generado críticas desde ambos lados del espectro político. Varios senadores demócratas, miembros del Comité de Relaciones Exteriores, han denunciado que el avión representa “un claro conflicto de intereses” y podría violar la cláusula constitucional que prohíbe a los funcionarios públicos aceptar regalos de gobiernos extranjeros sin la autorización del Congreso.

Desde el lado republicano también han surgido dudas. El senador Ted Cruz advirtió que la aeronave podría representar un riesgo para la seguridad nacional. “Aceptar ese avión plantea importantes problemas de espionaje y vigilancia”, dijo. El demócrata Jack Reed se expresó en la misma línea, alertando sobre la posibilidad de que Qatar haya instalado tecnología que facilite el acceso a sistemas y comunicaciones sensibles.

Un costoso proceso de adaptación

Más allá del debate político, expertos señalan que convertir el Boeing de lujo en un Air Force One funcional no será una tarea sencilla. Se calcula que el proceso costará cientos de millones de dólares y podría tardar hasta dos años, dado que el avión necesita ser equipado con sistemas de comunicación encriptada, capacidades defensivas, protección electrónica y otras herramientas propias de una aeronave presidencial.

El gesto de Qatar surgió en un contexto de frustración por los retrasos en la construcción del nuevo Air Force One. Durante su primer mandato, Trump firmó un contrato con Boeing por 3 mil 900 millones de dólares para fabricar dos nuevos 747-8. Sin embargo, el proyecto se ha retrasado significativamente y la Casa Blanca admite que no estará listo antes de 2029.

Ahora, con el avión catarí en manos estadounidenses, el debate se centra en si los beneficios superan los riesgos y el costo. Por lo pronto, el Departamento de Defensa ha indicado que trabajará cuidadosamente para evaluar todos los aspectos técnicos y de seguridad antes de poner en servicio el controvertido regalo.