Internacional

Trump y Musk rompen su alianza: del respaldo mutuo a la confrontación pública

Uno nació en Queens, el otro en Pretoria. Ambos heredaron fortunas, edificaron imperios y cultivaron una influencia descomunal sobre el discurso público y político. Uno llegó a la Casa Blanca; el otro, al espacio. Donald Trump y Elon Musk compartieron una alianza estratégica que combinó negocios, poder y ambición… hasta que el 5 de junio de 2025 esa relación terminó de manera abrupta.

La ruptura, detonada por desacuerdos sobre el proyecto presupuestario del Gobierno de Estados Unidos, derivó rápidamente en una guerra abierta dentro del movimiento MAGA (Make America Great Again), en el que Musk se había convertido en una figura clave tras apoyar la reelección de Trump en 2024.

Del respaldo electoral al desacuerdo fiscal
El distanciamiento comenzó a gestarse semanas atrás, cuando Musk —quien había aportado recursos y respaldo público a la campaña presidencial— cuestionó duramente un nuevo paquete de gasto propuesto por Trump, el cual podría añadir más de 2 billones de dólares a la deuda pública. Trump, por su parte, respondió con desdén y amenazas, incluyendo la posibilidad de cancelar contratos federales adjudicados a empresas de Musk, como Tesla y SpaceX.

Ambos llevaron la confrontación a sus plataformas digitales: Trump a través de Truth Social y Musk desde X (antes Twitter). Las críticas, descalificaciones y amenazas mutuas se intensificaron hasta escalar a un punto sin retorno. “Elon ha perdido la cabeza”, dijo Trump en una entrevista telefónica con ABC News este viernes. Musk, en respuesta, insinuó que el presidente “no habría ganado las elecciones sin su apoyo” y lo acusó de “ocultar información sobre el caso Epstein”.

Repercusiones económicas y políticas
El impacto de la pelea no se ha limitado al plano político. Las acciones de Tesla cayeron un 14% este jueves tras la amenaza presidencial de suspender contratos, aunque este viernes registraron un rebote inicial en Wall Street. Musk anunció además que SpaceX revisará su colaboración con agencias federales.

En paralelo, Trump ordenó el retiro de su apoyo a varias iniciativas tecnológicas asociadas al empresario, incluyendo candidaturas de aliados de Musk a puestos clave en la administración.

El distanciamiento también afecta al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), órgano consultivo impulsado por Musk con el respaldo de la Casa Blanca, ahora en riesgo de desmantelamiento.

Dos figuras, una misma estrategia
Aunque sus trayectorias se desarrollaron en ámbitos distintos, Trump y Musk comparten un mismo estilo: dominan la agenda pública, usan sus propias plataformas para emitir mensajes sin intermediarios, y su influencia trasciende fronteras.

Ambos representan liderazgos que combinan poder mediático con capacidad de decisión. Pero su enfrentamiento revela también la fragilidad de las alianzas construidas sobre el ego y el interés táctico.

La ruptura entre el presidente y el empresario más rico del mundo marca un quiebre simbólico en el bloque conservador y podría reconfigurar alianzas clave rumbo a las elecciones legislativas de 2026.

¿Reconciliación a la vista?
Trump aseguró que no tiene interés en hablar con Musk “por ahora”, mientras que personas cercanas al presidente aseguran que está más decepcionado que molesto. En tanto, Musk ha evitado hablar directamente de una reconciliación, aunque mantiene activo el aparato mediático a su favor.

Por ahora, el Tesla rojo que Trump compró en marzo para mostrar su respaldo a Musk permanece estacionado en la Casa Blanca, pero su destino es incierto. Como su relación. Como su futuro político compartido.

La historia entre ambos no terminó porque fueran distintos. Terminó porque son demasiado parecidos.