Ya suman cinco triatletas con síntomas de infección tras competencia en el río Sena

La polémica en torno a la calidad del agua del río Sena sigue en aumento durante los Juegos Olímpicos de París 2024, con un creciente número de triatletas reportando enfermedades gastrointestinales tras la competencia.

Los casos más recientes han encendido las alarmas sobre las condiciones sanitarias en las que se llevó a cabo la prueba.

Anuncian tres casos más de atletas enfermos por nadar en el río Sena

Entre los últimos afectados se encuentran los portugueses Vasco Vilaça y Melanie Santos, así como el neozelandés Hayden Wilde, medallista de plata en la prueba individual. Los tres atletas experimentaron síntomas compatibles con una infección después de nadar en el Sena durante la competencia.

Vilaça, quien también participó en el relevo mixto, desarrolló una infección gastrointestinal que requirió hospitalización, según informó el Comité Olímpico Portugués. Santos presentó síntomas similares, aunque de menor gravedad. Wilde, uno de los favoritos en la prueba individual, reveló que sufrió una infección bacteriana que puso en riesgo su participación en el relevo mixto, manifestando síntomas tras nadar en el Sena.

Estos casos se suman a los de la belga Claire Michel y el suizo Adrien Briffod, quienes también necesitaron atención médica luego de competir en París.

A pesar de que la Federación Internacional de Triatlón aseguró que la calidad del agua cumplía con los estándares establecidos para la competencia, los múltiples casos de enfermedades entre los atletas han generado dudas sobre la efectividad de estas medidas.

El Comité Olímpico Portugués, en un comunicado, reconoció que la presencia de ciertos parámetros en el agua del Sena implica un riesgo de infección en este tipo de eventos deportivos.

La situación ha reavivado el debate sobre la viabilidad de utilizar cuerpos de agua naturales en competencias deportivas, especialmente cuando existen riesgos para la salud de los atletas. Expertos en salud pública han señalado la necesidad de realizar evaluaciones más exhaustivas de la calidad del agua antes de autorizar este tipo de eventos.