Dorados, un refugio para el deporte en Culiacán

Sebastián Abreu y su misión en Dorados: “El fútbol puede cambiar la imagen de Culiacán”

Culiacán, Sinaloa— En una ciudad marcada por la violencia, las noticias a menudo llegan tarde, pero el fútbol sigue siendo un refugio que impone su propia lógica. Este jueves, mientras sujetos no identificados bloqueaban vías de acceso y atacaban a elementos del Ejército Mexicano en la comunidad de Paredones, al norte de Culiacán, el entrenador de Dorados, Sebastián Abreu, hablaba sobre su visión para el club y su rol en la comunidad.

“Cuando vine por primera vez en 2005, me decían que iba a ser peligroso, bravo, con muchas complejidades”, comentó Abreu, también conocido como “El Loco”, en una entrevista con La Jornada. Sin embargo, asegura que eso no ha disminuido su amor por el fútbol ni su deseo de impactar positivamente en la región.

Abreu, quien regresó a Culiacán hace tres meses, ha encontrado a personas que describe como parte de “la vieja guardia”, aquellos que mantienen vivo el fervor por Dorados, incluso cuando el equipo ya no juega en la primera división. Su objetivo es claro: reconstruir el vínculo entre el club y la comunidad. “Queremos que cada sábado a las 8 de la noche, las familias culichis sientan el orgullo de ir al estadio de Dorados, a pesar de las preocupaciones que quedan por resolver”, afirmó el ex goleador uruguayo.

El nombre de Diego Maradona, quien dirigió a Dorados en 2018 y 2019, sigue resonando en Culiacán. “La llegada de Diego cambió todo, su nombre genera respeto en cualquier parte del mundo”, reflexionó Abreu, quien considera a Maradona una bendición para el club. “Tenerlo ahí es como jugar con la bendición del Papa futbolero”, añadió.

El legado de Maradona se mantiene vivo en Dorados. En enero de 2021, el club instaló una imagen del astro argentino en el estadio como homenaje tras su fallecimiento en noviembre de 2020. Abreu, inspirado por su ex entrenador Óscar Washington Tabárez, está convencido de que el fútbol puede ser un medio para reconstruir la imagen de Culiacán, más allá de los estigmas del narcotráfico.

“Es fácil decir que todo en Culiacán es narcotráfico, pero el deporte tiene el poder de cambiar esa percepción”, sostuvo Abreu. Para él, el verdadero orgullo profesional no depende de ascensos o descensos, sino de la pasión por el fútbol y el amor por la ciudad. “Estoy acá porque quiero el fútbol, porque amo la ciudad y quiero hacer algo por este deporte”, concluyó.

Abreu y Dorados tienen una misión: devolver al club al lugar que merece, y en el proceso, contribuir a cambiar la narrativa de Culiacán, demostrando que el fútbol puede ser una fuerza de transformación y esperanza.